Don Gabriel García Moreno
Heroico presidente de Ecuador
(1821-1875)
Varón católico, firme y batallador, mártir de los enemigos de la Fe a causa de su coherencia en la aplicación de los principios católicos y por su valentía en la defensa de la Iglesia, del Papado y de la patria ecuatoriana.
Gabriel García Moreno nació en Guayaquil, al sur de Ecuador, el 24 de diciembre de 1821. Su padre Gabriel García Gómez, español, murió repentinamente cuando era pequeño poco después de perder su fortuna. Su madre, Da. Mercedes Moreno, de la aristocracia local, buscó un sacerdote para que le enseñara las primeras letras; después estudió en el Colegio San Fernando de Quito.
Movido por el fervor religioso recibió las órdenes menores en 1838, pero convencido de su falta de vocación ingresó a la facultad de Derecho y ya recibido se dedicó a la política.
Durante un corto período fue comisario de guerra en la jurisdicción norte; en 1846 dirigió algunos periódicos de la oposición pero cooperó con el gobierno ante la amenaza de invasión al país del general Flores en 1847. Activo miembro del consejo municipal de Quito y después gobernador de Guayas, en 1849 fue exiliado por primera vez e hizo al año siguiente su primer viaje a Europa.
De vuelta a su país se dedicó nuevamente a la política. En 1853 trabajó con éxito para que Ecuador recibiera a los jesuitas expulsados de Colombia. Elegido senador se vio impedido de tomar posesión. Desterrado nuevamente por tres años aprovechó ese período para profundizar sus estudios en Francia y lo hizo con tal ahínco que se enfermó.
En una carta afirma: “Reconozco que he abusado de mis fuerzas, y poco faltó para que me perjudicara. Ni mi cabeza ni mis fuerzas están en proporción con la energía de mi voluntad.” 1
Vuelto a Ecuador desempeñó varios cargos importantes en la vida cultural del país. En el año 1857 fue elegido alcalde de Quito y rector de la universidad local. Se destacó también como senador por sus fulgurantes intervenciones hasta que el día 2 de abril de 1861 fue designado presidente de la Nación.
Cruz que el presidente-mártir de Ecuador cargó sobre sus hombros en una Semana Santa, hoy expuesta en la Catedral de Quito |
Misión providencial: librar al país del caos
Ecuador junto con Venezuela formaba parte de la Gran Colombia, creada por Bolívar después de las guerras de la Independencia a principios del siglo XIX, y surgió como nación independiente en 1830 con el desmoronamiento de esa unión. Las revoluciones que se siguieron lanzaron el país al caos. Malos gobiernos, además de resentimientos nacionales (el litoral contra la sierra, burgueses de Guayaquil contra los propietarios rurales de la región montañosa, blancos contra indios y negros), hacían que el único trazo – y este sublime- que unía a todos los ecuatorianos fuera la Religión Católica, Apostólica y Romana. Sobre esa fuerza viva, García Moreno trató de moldear su gobierno.
No era fácil pues los católicos estaban prácticamente huérfanos. El clero, reducido y relajado, no cumplía como debía sus funciones. Los seminarios estaban en decadencia, la instrucción religiosa era deficiente y amplios sectores de la población se encontraban sin modelos ni guías.
El Ecuador precisaba en ese momento una mano fuerte. Los propios adversarios de García Moreno serían los primeros en reconocer que fue el hombre providencial para ese momento crítico.
Un historiador sintetizó con precisión su carácter y su obra: “infatigable, estoico, justo, enérgico en sus decisiones, admirablemente lógico en su vida, García Moreno es una de las mayores personalidades de la historia americana (...) En quince años transformó completamente su pequeño país de acuerdo a una amplia concepción política que solamente la muerte le impidió consumar. Místico de tipo español, no se conformó con la contemplación estéril; necesitaba de la acción: fue organizador y creador”.2
La doctrina de la Iglesia sería su guía en todas sus acciones de gobierno. “Su filosofía estuvo inspirada en la doctrina clásica del tomismo”.3
El Concordato con la Santa Sede
Al asumir la presidencia, García Moreno encontró a la Iglesia en estado de insubordinación y con un relajamiento generalizado de las costumbres. Esto era debido, en no pequeña medida, a la vigencia del sistema del Patronato que limitaba el poder de la Santa Sede, permitiendo a las autoridades civiles –de cuño liberal en la mayor parte de las veces– intervenir en la jurisdicción eclesiástica. Para solucionar esta situación, el presidente procuró firmar un Concordato con Roma. El primer artículo indica ya toda su tónica: estipula que la Religión Católica, Apostólica y Romana seguiría siendo la única del Estado y conservaría los derechos y prerrogativas de que debe gozar según la ley de Dios y las disposiciones canónicas. Todo culto disidente quedaba prohibido. Como consecuencia lógica, “la instrucción de la juventud en las universidades, colegios, facultades, escuelas públicas y particulares será, en todo, conforme con la doctrina de la Religión Católica”. 4 Eso porque “la Religión Católica era uno de los pocos vínculos de la nacionalidad ecuatoriana (...) El Catolicismo es una fuerza de cohesión política”.5 De ahí que “los artículos fundamentales (del Concordato) no fueron atacados ni se les propusieron enmiendas”.6
Cuadro que presidió la consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús |
Papa Pío IX, que concedió a García Moreno la condecoración de primera clase de la Orden de Pío IX |
Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón
Cuando se consumó la invasión de los Estados Pontificios en 1870, García Moreno fue el único gobernante del mundo en elevar su voz, enviando al ministro de Relaciones Exteriores de Italia una nota de protesta contra el despojo sufrido por el Soberano Pontífice, y denunciando la usurpación que realizara el gobierno italiano. El Papa, agradecido, le concedió la condecoración de primera clase de la Orden de Pío IX con un Breve de recomendación fechado el 27 de marzo de 1871.7
“Como manifestación de solidaridad con la Santa Sede, (García Moreno) decretó en 1873 que se enviase al Sumo Pontífice el diez por ciento de los décimos que correspondían al Estado”.8
El acto más simbólico del gobierno de García Moreno fue la consagración eclesiástica y civil de la República al Sagrado Corazón de Jesús ese mismo año.
“Reconozco la fe del pueblo ecuatoriano, y esa misma fe me impone el sagrado deber de conservar intacto su depósito” afirmó el gran estadista en aquella solemne ocasión.9
Ya en 1861 un decreto de la Convención había declarado a la Virgen de las Mercedes Patrona de la nación ecuatoriana.
Obra de gobierno
García Moreno contribuyó a la excelencia de la educación y de la salud al llevar al Ecuador a beneméritas órdenes y congregaciones religiosas como la de los Jesuitas, los Hermanos de las Escuelas Cristianas, las Hermanas de la Caridad y los Lazaristas.
También invitó a enseñar a doctores y sabios maestros alemanes: químicos, físicos, matemáticos y naturalistas. Fundó la Escuela Politécnica Nacional y el Colegio Central Técnico. Inauguró el Observatorio Astronómico de Quito (1873), la Escuela de Artes y Oficios; el Banco de Crédito Hipotecario y las Cajas de Ahorros de Quito, Guayaquil y Cuenca.
Asimismo impulsó la construcción de carreteras, edificios públicos y la extensión de líneas de ferrocarril y, cosa digna de admiración en nuestros días, eliminó casi por completo las cuantiosas deudas contraídas en los anteriores decenios de corrupción política.
Muerte heroica debida al odio a la Fe
¿Hasta dónde llegaría ese gobierno en su fervor religioso? Era la preocupación de las logias masónicas, que comenzaron a planear su exterminio.
En una carta a Pío IX, como previendo su fin, García Moreno escribió: “¡Qué riqueza para mi, Santísimo Padre, ser odiado y calumniado por mi amor a nuestro Divino Redentor! Qué felicidad, si vuestra bendición me obtiene del cielo la gracia de derramar mi sangre por Él, que siendo Dios quiso derramar su sangre por nosotros en la cruz”.10
El día 6 de agosto de 1875 García Moreno, como era habitual, entró en la iglesia del Sagrario para hacer una visita al Santísimo Sacramento antes de ir al palacio presidencial. Vinieron a avisarle que alguien precisaba hablar con él urgentemente. Cuando subía las escaleras del palacio un sujeto llamado Rayo gritando “muerte al tirano” lo hirió en la nuca con un machete y casi le cortó los brazos con los que procuraba protegerse, mientras tres cómplices le disparaban al pecho. García Moreno, moribundo, fue arrojado en la plaza donde Rayo le asestó varias cuchilladas en la cabeza. Mientras agonizaba consiguió mojar el dedo en su propia sangre y escribir en el suelo “Dios no muere”.
Aun con vida fue rápidamente llevado a la Catedral donde recibió los últimos sacramentos y expiró junto al altar de la Mater Dolorosa. En su bolsillo encontraron el libro Imitación de Cristo en el que García Moreno había anotado una serie de resoluciones que permiten ver el grado de virtud que había alcanzado.
Al saber la dolorosa noticia, el Papa Pío IX declaró que Ecuador “se distinguió milagrosamente por el espíritu de justicia y por la fe inquebrantable de su presidente, que se mostró siempre un hijo sumiso de la Iglesia, lleno de devoción para con la Santa Sede y de celo para mantener la Religión y la piedad en toda su nación (...) Entonces en los consejos de las tinieblas organizados por las sectas, esos villanos decretaron el asesinato del ilustre presidente. Cayó bajo el accionar de un asesino como víctima de la fe y de su caridad cristiana”.11
Placa que indica el lugar donde García Moreno cayó herido de muerte y escribió en el suelo : “Dios no muere” |
Notas
1- Cartas Inéditas: García Moreno a Roberto Ascasubi. Piura, 20 de abril de 1855; apud Ricardo Pattée, García Moreno y el Ecuador de su Tiempo
2- Calderón García, Latin America: its Rise and Progress, Londres, Unwin, p. 220 apud Ricardo Patée, op, cit., p. 15.
3- Ricardo Patée, op, cit., p. 329.
4- 3º artículo, apud Ricardo Patée, op, cit., p. 151.
5- Belisario Quevedo, Sociología política y moral, Quito, Editorial Bolívar, 1932, p. 54; apud Ricardo Patée, op. cit., p. 152.
6- J. Tobar Donoso, La Iglesia Ecuatoriana en el siglo XIX, I, apud Ricardo Patée, op, cit., p. 159
7- E. MacPherson. The Catholic Enciclopedia, Vol VI, transcribeb by Kenneth M. Caldwell, Copyright 1909 by Robert Appleton Company. Online Edition, Copyright 1999 by Kevin Knight.
8- “El Nacional”, Nº 300, 10 de octubre de 1873, apud Ricardo Patée, op, cit., p. 294.
9- José Félix Heredia, La Consagración de la República del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, Quito, Editorial Ecuatoriana, 1935, p. 198; apud Ricardo Patée, op, cit., p. 295.
10- The Catholic Enciclopedia, Online Edition.
11- Palabras del Papa Pío IX en la audiencia pública en Roma el 20 de septiembre de 1875; apud Gary Potter, García Moreno, Stateman and Martyr, http://www.catholicism.org/bookstore/private/housetops.htm
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