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Sinopsis: Los sacerdotes que faltan a sus deberes de pastores deberán enfrentar el juicio divino, pero Dios sigue cuidando de su rebaño. No se puede justificar el alejamiento de la Iglesia por la conducta de los malos sacerdotes, ya que una Institución Divina no se juzga por sus miembros, y Jesús además advirtió que la Iglesia prevalecería contra las fuerzas del mal.
Rev. Junio 20 de 2008
"¡Ay del pastor que no sirve para nada, que deja abandonado su rebaño! ¡La espada le cortará su brazo y le alcanzará el ojo derecho! ¡Que se seque su brazo y que su ojo derecho no vea más! " (Za 11, 17)
¿Cómo es posible que algunos sacerdotes no solamente confundan al rebaño sino que además de ello sean verdaderos malvados? Algunos son deshonestos, otros roban lo que debería ser de los pobres, etc.. El fin del sacerdocio es explicado así por la Iglesia:
"Por consiguiente, el fin que buscan los presbíteros con su ministerio y con su vida es el procurar la gloria de Dios Padre en Cristo. Esta gloria consiste en que los hombres reciben consciente, libremente y con gratitud la obra divina realizada en Cristo, y la manifiestan en toda su vida. En consecuencia, los presbíteros, ya se entreguen a la oración y a la adoración, ya prediquen la palabra, ya ofrezcan el sacrificio eucarístico, ya administren los demás sacramentos, ya se dediquen a otros ministerios para el bien de los hombres, contribuyen a un tiempo al incremento de la gloria de Dios y a la dirección de los hombres en la vida divina. Todo ello, procediendo de la Pascua de Cristo, se consumará en la venida gloriosa del mismo Señor, cuando El haya entregado el Reino a Dios Padre" (Decreto Prebyterium Ordinis)
Lamentables acontecimientos han colocado en la picota pública a la Iglesia Católica. Me refiero concretamente a los escándalos a causa de la absolutamente vergonzosa conducta de algunos sacerdotes en Estados Unidos en materia de abuso de menores, y que por lo visto se también se han dado en otras partes. Con ocasión del encuentro con los cardenales de ese país, se produjo el comunicado en uno de cuyos aportes reposa:
"Los pastores de la Iglesia deben promover claramente la doctrina moral correcta de la Iglesia y censurar públicamente a las personas que fomenten el disenso y a los grupos que propongan enfoques ambiguos en la actividad pastoral; " (Encuentro interdicasterial con los cardenales de Estados Unidos, sala bologna del palacio apostólico Vaticano, 23-24 de abril de 2002)
En ese mismo comunicado se recoge la siguiente manifestación de Juan Pablo II:
"La gente debe saber que en el sacerdocio y en la vida religiosa no hay lugar para quienes dañan a los jóvenes. Debe saber que los obispos y los sacerdotes están totalmente comprometidos en favor de la plenitud de la verdad católica en materia de moral sexual, una verdad esencial tanto para la renovación del sacerdocio y del episcopado como para la renovación del matrimonio y de la vida familiar" (Encuentro...)
A esos malos sacerdotes hay que decirles con Pablo "Ustedes son causa de que los paganos insulten el nombre de Dios" (Rm 2, 24; para conocer lo que dice el derecho canónico sobre sacerdotes abusadores clic aquí). Y ni hablar de los sacerdotes homosexuales, quienes incluso se ufanan de serlo. Como diría Isaías:
"Su rostro descarado los denuncia y, como Sodoma, muestran sus pecados en vez de esconderlos. ¡Ay de ellos que han preparado su propia ruina!" (Is 3, 9; ver "Homosexualidad" en este site)
Quienes atacan la Iglesia utilizan esos hechos, y otros, para desacreditarla en su totalidad, pero debemos recordar por si nos preguntan al respecto:
1. La conducta de unos pocos no puede descalificar a la totalidad. De lo contrario, la conducta de Judas Iscariote descalificaría por completo a TODOS los demás once apóstoles y de contera todo el cristianismo. Por eso el Papa, en el mismo encuentro que se comenta, indicó:
"No debemos olvidar tampoco el inmenso bien espiritual, humano y social, que ha hecho y sigue haciendo aún la gran mayoría de los sacerdotes y los religiosos en Estados Unidos. La Iglesia católica en vuestro país ha promovido siempre con gran vigor y generosidad los valores humanos y cristianos, de un modo que ha ayudado a consolidar en el pueblo americano todo lo que es noble. Una gran obra de arte, aunque tenga alguna mancha, sigue siendo bella; esta es una verdad que cualquier crítico intelectualmente honrado reconocerá. A las comunidades católicas en Estados Unidos, a sus pastores y miembros, a los religiosos y religiosas, a los profesores de las universidades y las escuelas católicas, a los misioneros americanos en todo el mundo, va la más sincera gratitud de toda la Iglesia católica y la gratitud personal del Obispo de Roma". (Encuentro...)
2.
Nuestra confianza no es en los curas, es en Dios.
Como dice el Salmo 146:
"No pongáis vuestra confianza en príncipes, en un hijo de hombre, que no puede salvar; su soplo exhala, a su barro retorna, y en ese día sus proyectos fenecen.
Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo, y su esperanza en Yahveh su Dios, que hizo los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos hay; que guarda por siempre lealtad, hace justicia a los oprimidos, da el pan a los hambrientos, Yahveh suelta a los encadenados."
¡Ay de los sacerdotes que incumplen sus deberes¡ Tendrán que responder ante el mismo Dios. Así dice la Biblia:
"¡Ay de los pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de mis pastos! - oráculo de Yahveh" (Jr 23, 1)
Dios mismo advierte que, aún con malos sacerdotes, El mismo vela por Su Iglesia:
"La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos: Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza. Dirás a los pastores: Así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño? Vosotros os habéis tomado la leche, os habéis vestido con la lana, habéis sacrificado las ovejas más pingües; no habéis apacentado el rebaño. No habéis fortalecido a las ovejas débiles, no habéis cuidado a la enferma ni curado a la que estaba herida, no habéis tornado a la descarriada ni buscado a la perdida; sino que las habéis dominado con violencia y dureza. Y ellas se han dispersado, por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las fieras del campo; andan dispersas. Mi rebaño anda errante por todos los montes y altos collados; mi rebaño anda disperso por toda la superficie de la tierra, sin que nadie se ocupe de él ni salga en su busca. Por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh: Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, lo juro: Porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha hecho pasto de todas las fieras del campo por falta de pastor, porque mis pastores no se ocupan de mi rebaño, porque ellos, los pastores, se apacientan a sí mismos y no apacientan mi rebaño; por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh. Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo contra los pastores: reclamaré mi rebaño de sus manos y les quitaré de apacentar mi rebaño. Así los pastores no volverán a apacentarse a sí mismos. Yo arrancaré mis ovejas de su boca, y no serán más su presa. Porque así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él." (Ez 34, 1-11, lee también todo el capítulo 2 de Malaquías)
Quienes se alejan de la Iglesia Católica por esos escándalos cometen un error enorme. Dijo Jesús al instituír a Pedro como primer Papa: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18)
¿Llamaremos a Jesús mentiroso, diciendo que Su Iglesia se volvió perversa? No. La Iglesia se mantiene a pesar de los hombres. La Iglesia del Señor es Santa, Iglesia a la cual pertenecemos sacerdotes y laicos. Nada nos excusa de cumplir nuestros deberes cristianos, pues el deber de perseguir la santidad es de cada uno.
3. La responsabilidad es personal. No podemos en forma alguna excusarnos en lo que hagan otros.
Muchos se excusan en la conducta de los malos sacerdotes, como si ello sirviera.
No miremos la conducta ajena para justificar la propia, pues el juicio será personal como advierte el Apocalipsis:
"El mar devolvió los muertos que guardaba, y también la Muerte y el Lugar de los Muertos devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras" (Ap 20, 13)
¿Qué le dirás al Señor cuando debas rendir juicio? ¿Que abandonaste Su Iglesia por la conducta de tal o cual cura? ¿Eso en qué te justifica? ¿Desde cuando el error conocido del otro excusa los míos?
"si un hombre cualquiera, o todo Israel, tu pueblo, hace oraciones y súplicas, y reconociendo su plaga y su dolor, tiende sus manos hacia esta Casa, escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y perdona, dando a cada uno según sus caminos, pues tú conoces su corazón, y sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres, para que te teman, caminando en tus caminos todos los días que vivan en la tierra que has dado a nuestros padres." (2 Cro 6, 30)
Mucho menos podría alguien justificar su conducta por lo que dijo tal o cual padre sabiendo que ese pastor está alejado de la sana doctrina. Dice la Palabra:
"Feliz el hombre que cuenta con el Señor, que no escucha a los cínicos ni se pierde en sus mentiras." (Sal 40, 5)En conclusión:
Seamos santos. Obremos y oremos por serlo, oremos por que nuestros sacerdotes sean santos, y oremos mucho por nuestra Iglesia, porque siga llevándonos de la mano al Reino bajo la magnífica mano del Santo Padre conforme la regla que sentó el primer Papa, San Pedro:
"Ahora me dirijo a sus Ancianos, dado que yo también soy anciano, y testigo de los sufrimientos de Cristo, y espero ser partícipe de la gloria que ha de manifestarse. Apacienten el rebaño de Dios cada cual en su lugar; cuídenlo no de mala gana, sino con gusto, a la manera de Dios; no piensen en ganancias, sino háganlo con entrega generosa; no actúen como si pudieran disponer de los que están a su cargo, sino más bien traten de ser un modelo para su rebaño. Así, cuando aparezca el Jefe de los Pastores, recibirán en la Gloria una corona que no se marchita." (1 Pe 5, 1-4)
Pero a los malos sacerdotes debe preguntárseles: " …si no quieren servir a Yavé, elijan ahora a quién servirán" (Jos 24, 15).
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