La inmensa mayoría de las “Republicas” hijas de la Judeo-masónica Revolución Francesa, adoptaron los colores de la bandera francesa que simbolizan los ideales de la perfección masónica.
En el caso de mi país, el origen de la bandera corresponde a miembros de la masonería, siendo la estrella solitaria el emblema del 4º masónico.
Independiente de ello cabe destacar que de cierta manera todos esos emblemas ya a 198 años de la independencia de España en el caso de Chile, han sufrido el lógico proceso deconstructivo que luego del significado inicial las llevó a llenarse del sentido de Nación y Patria trocándose el masónico significado en el caso particular de chile por el azul del cielo, la nieve de las montañas ,el rojo del copihue y de la sangre mapuche y de todos quienes han dado la vida por nuestro país siendo la blanca estrella solitaria interpretada como La Virgen del Carmen, Reina y Patrona de chile .
Es a estos significados a los cuales muchos chilenos frente a la tricolor y con el brazo en alto en dirección a la estrella hemos jurado por Dios y nuestra bandera, servir a la patria hasta rendir la vida si fuese necesario:
Gladius.
LO DESVELA ULLATE FABO EN «ESPAÑOLES QUE NO PUDIERON SERLO»
El escritor disertó sobre «Los españoles que no pudieron serlo. La verdadera historia de la Independencia de América», ofreciendo datos sorprendentes.
En España este aniversario está pasando con más pena que gloria. En América, los diferentes gobiernos hacen omnipresente la rememoración de un mítico 1810 y de los hechos que llevaron a la independencia de casi todo el continente americano. Sin embargo, «la falta generalizada de entusiasmo popular delata lo artificial de estas celebraciones», ha señalado Ullate Fabo.
Un bicentenario discutido
En el marco del «Foro de apologética Benedicto XVI» que dirige el padre Santiago Martín, fundador de los Franciscanos de María, el escritor José Antonio Ullate, autor de «Españoles que no pudieron serlo. La verdadera historia de la Independencia de América» (LibrosLibres), pronunció una conferencia sobre el bicentenario que fue grabada íntegramente por las cámaras de Magnificat.tv y está a disposición para su visionado.
Ante un nutrido auditorio, Ullate defendió que «desde la filosofía social cristiana, las independencias no admiten ninguna justificación, como tampoco la deriva que posteriormente tuvo la política en la península ibérica, marcadas ambas por el liberalismo doctrinario».
Una minoría muy ideologizada
«La Historia –dijo Ullate– nos enseña que en 1810 la inmensa mayoría de los americanos querían seguir siendo españoles. Estaban cansados, desorientados y perplejos doctrinalmente. En una palabra, estaban desmoralizados, por lo que resultaban muy vulnerables. Una minoría fuertemente ideologizada, formada en Europa o por pensadores europeos, aprovechó esta fragilidad y el momento en que España resultaba indefensa. Los independentistas contaron con el apoyo de Inglaterra y en su gran mayoría estaban imbuidos de la ideología masónica».
Una obra de la masonería
El autor navarro reflexionó sobre el destacado papel que jugó la masonería en las revueltas americanas. «Es un papel controvertido, aunque indudable y de primera importancia –afirmó–. Por ejemplo, la ideología masónica está presente en la logia irregular más difundida por todo el continente, la Lautaro, a la que piadosamente se ha intentado quitar el signo masónico desde ciertos campos católicos».
El conferenciante se mostró contundente: «Los principales próceres de la secesión de América fueron conspicuos miembros de logias masónicas y masonizantes, como la lautarina. Así, Miranda, Bolívar, Santander, Páez, O’Higgins, San Martín o Monteagudo, entre muchos otros».
La población era católica
Ullate explicó que, por lo general, la estrategia de los independentistas no fue abiertamente anticlerical: «No debemos llamarnos a engaño. La inmensa mayoría de la población era católica. San Martín y Bolívar, por ejemplo, implantaron normas que prohibían la blasfemia en sus ejércitos y hasta imponían la religión católica como oficial en algunas constituciones. Sin embargo, las políticas que instauraron fueron de secularización, particularmente en la enseñanza y el derecho civil. Se trataba de ahogar a favor de la corriente. El catolicismo que propugnaron los independentistas y que se afianzó desde entonces era fundamentalmente una intensa piedad privada, sin relevancia política. El poder revolucionario, adquirido con apoyo de la parafernalia y el culto católicos, se conviritió en totalmente secularista y masónico en América».
Pero Ullate añade: «Aunque no sólo: a raíz de la secesión, en la península ibérica se produjo un proceso análogo y una secularización de la política semejante a la que tuvo lugar en las repúblicas americanas».
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