23 SEPTIEMBRE: ORACIÓN MUNDIAL DE LOS JUDÍOS PARA LA VENIDA DEL ANTICRISTO
Trasladado del blog de Clément Lécuyer
¿Por que para la venida del ANTICRISTO dirán muchos?, ¿por que estigmatizar así al pobre pueblo elegido de dios perseguido por los hombres? Y no faltara quien nos tilde de nazis, como es de costumbre a quienes defienden a ultranza a los pobrecitos judiitos…. pues vaya le expolición para quienes no comprendan y quieran hacerlo…
El “mesías” que los judíos esperan ya vino, su nombre es Jesucristo y fundo La Iglesia Católica hace casi 20 siglos, y destruyo el templo, cambio la ley (mosaica) y deshizo el pacto con israel , El Dios del antiguo testamento hizo una alianza con el pueblo elegido, los judíos, y les prometió un mesías que les redimiria y liberaría, ellos esperaban un mesías político y no a un mesías misericordioso como resulto ser Nuestro Señor Jesucristo, a quien ellos no conocieron y siguieron esperando…ese mesías que ellos piden no puede ser cristo, pues Cristo ya vino…y el dios al que le piden no puede ser Dios, pues el pacto se deshizo y Dios ya envió a su Hijo Jesucristo…luego..¿a quien va dirigida la oración de petición del advenimiento del “MESISAS”?…y este “mesías que piden y aguardan quien es?…Pues su “dios” es el Demonio y su “mesías” es el ANTICRISTO.
Gladius.
Según muchos sitios judíos y la extraña página Facebook Al Jews as One el Domingo, 23 de septiembre de 2012 a las 17 horas exactas, hora de París, (11h en Montreal, 8ham en Los Angeles), judios de todo el mundo están invitados (en la Tzedaká: limosna oficial para los hermanos en religión en necesidad) a recitar la siguiente oración:
“MAESTRO DEL UNIVERSO, NOSOTROS LOS HIJOS DE ISRAEL TE PEDIMOS [ por la venida del] EL MASHIAH* PARA QUE NOS LIBRE AHORA Y CON MISERICORDIA DE ESTE EXILIO Y DE NUESTROS SUFRIMIENTOS, PARA REVELAR TU NOMBRE EN EL MUNDO Y DARLE LA PAZ. AMÉN.
Mesías en hebreo.
[Observen cómo] el antiguo gran rabino de Francia, Sitruk, rabino jefe de Francia, interviene al final [del vídeo] para explicar el carácter mágico y blasfemo de esta operación. “G.od” (o el diablo) no podría oponerse a una oración colectiva de los judíos, pidan lo que pidan.
Pero entonces ¿es una mera coincidencia que el mismo día, en Francia, tenga lugar, la jornada del despertar judío, en las parroquias modernistas y protestantes.
Es evidente que esta petición de la venida del Mashiah correponde, en efecto, para nosotros los católicos, a la llegada (próxima o no), del Anticristo. Porque es la opinión común de los Padres de la Iglesia y de muchos exegetas que los judíos aclamarán al Anticristo como el Mesías :
San Gregorio Nacianceno: “El Anticristo será creído como el Mesías de los Judios”. (Gregor. Nazianz, Orat XLVII…)
- San Efrén: ” Ell Anticristo llenará de favores xtraordinarios a la nción judía.Y también la nación deicida lo cubrirá de honores extraordinarios y aplaudirá su reinado”. (Ephr ., Serm. Antichr de.)
- St. Ambrosio citando las palabras de Jesucristo: Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me habéis recibido: si otro viniere en su nombre a él le recibiréis, dijo: “Esto demuestra que los judíos, que no han querido creer en Jesucristo, creerán en el Anticristo “. (Ambros., en el Salmo. XLIII).
No podemos quedarnos de brazos cruzados viendo esta movilización mundial de la sinagoga de Satanás . Por eso, no sólo debemos orar por la conversión de los Judios que han rehusado entrar en la Nueva Alianza:
“Oremos también por los pérfidos Judios para que que el Señor nuestro Dios quite el velo de sus corazones y que reconozcan con nosotros a nuestro Señor Jesucristo “ (oración por la conversión de los Judios en el Oficio del viernes santo ) sino que por encima de todo, debemos recitar este Domingo, 23 de septiembre , a las 17:00 horas si es posible, el exorcismo contra Satanás y sus ángeles apóstatas, publicado para uso de los fieles de todo el mundo por orden del Papa León XIII . ¡Utilicemos las armas que nos ha dado la Santa Iglesia!
“Esta oración compuesta por el Papa León XIII, según la forma de los exorcismos del rito romano debe ser recitada con frecuencia por todos, en público y en privado, para poner en fuga a los demonios, reducir su acción perversa sobre los pecadores, preservar de males a la Iglesia, a la Patria y a las familias[...] Los fieles deben, más que nunca, recitarla, mejor dicho, orar con ella. Ellos serán confirmados, como yo lo he sido, en esta práctica y serán consolados por Dios volviendo a la fuente de la Verdad. “ (Mons. Guerard des Lauriers)
Véase en este blog Exorcismo de León XIII
En esta misma ocasión, vamos a implorar la ayuda y la protección de Dios y de su corte celestial para que resistamos a las seducciones de los muy astutos enemigos de la Iglesia.
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque la apostasía tiene que venir antes, y que aparezca el hombre de pecado, el hijo de la perdición, el cual se opone y se exalta sobre todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, de manera que se siente en el templo de Dios como Dios, proclamándose él mismo Dios. ¿ No os recordáis que yo mismo os decía estas cosas cuando estaba entre vosotros? Y ahora ya sabéis lo que lo retiene. hasta que aparezca a su tiempo. Porque el misterio de iniquidad ya está en acción; solamente se necesita que que el que lo retiene haya desaparecido. Entonces aparecerá el impío, que el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, y lo destruirá con el resplandor de su venida. La aparición de este impío se hará, por el poder de Satanás, con toda clase de milagros, señales y engañosos prodigios, y con todas las seducciones de la iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el AMOR DE LA VERDAD para ser salvos. Por eso Dios les envía un un poder engañoso, para que crean en la mentira, y para que todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la injusticia, sean condenados “ (San Pablo - Tesalonicenses 2 ). >
A leer o releer: El deicidio
Exorcismus in Satanam et Angelos Apostaticos
Se trata de un exorcismo de devoción, que puede ser realizado por cualquier laico. No se realiza en virtud de un poder propio, como en el caso del sacerdote exorcista, sino que se invoca la ayuda celestial para alejar al demonio de los lugares exorcizados y de los habitantes que en él moran.
(Original latino compuesto por S.S. León XIII)
Exorcismus in Satanam et Angelos Apostaticos
In nómine Pátris, et Fílii, + et Spirítus Sancti. Amen.Psalmus LXVIIExsúrgat Deus et dissipéntur inimíci ejus: et fúgiant qui odérunt eum a fácie ejus.Sicut déficit fumus defíciant; sicut fluit cera a fácie ígnis, sic péreant peccatóres a fácie Dei.Psalmus XXXIVJúdica Dómine nocéntes me; expúgna impugnántes me.
Confundántur et revereántur quaeréntes ánimam meam.
Avertántur retrórsum et confundántur, cogitántes míhi mála.
Fíant táamquam púlvis ante fáciem vénti: et Ángelus Dómini coárctans eos.
Fiat via illórum ténebrae, et lúbricum: et Ángelus Dómini pérsequens eos.
Quóniam grátis abscondérunt míhi intéritum láquei sui: supervácue exprobravérunt ánimam meam.
Véniat illi láqueus quem ignórat; et cáptio quam abscóndit, aprehéndat eum: et in láqueum cádat in ipsum.
Ánima áutem mea exsultábit in Dómino: et delectábitur super salutári suo. Glória Pátri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
Sícut érat in princípio et nunc et semper, et in saécula saéculórum. Amen.Ad S. Michaelem Archangelum. PrecatioPrínceps gloriosíssime coeléstis milítiae, sancte Míchael Archángele, defénde nos in proélio et colluctatióne, quae nobis est advérsus príncipes et potestátes, advérsus múndi rectóres tenebrárum hárum, contra spirituália nequítiae, in coeléstibus (Eph 6). Véni in auxílium hóminum; quos Deus creávit inexterminábiles, et ad imáginem similitúdinis suae fécit, et a tyránnide diáboli emit prétio mágno (Sap 2:1; Cor 6).Proeliáre hódie cum beatórum Angelórum exércitu proélia Dómini, sícut pugnásti ólim contra dúcem supérbiae lucíferum et ángelus éjus apostáticos; et non valuérunt, néque lócus invéntus est eórum ámplius in caélo. Sed projéctus est dráco ílle mágnus, sérpens antíquus, qui vocátur diábolus et sátanas, qui sedúcit univérsum órbem; et projéctus est in térram, et ángeli éjus cum íllo míssi sunt (Apoc 12).En antíquus inimícus et homicída veheménter eréctus est. Transfigurátus in ángelum lúcis, cum tóta malignórum spirítuum catérva láte círcuit et invádit térram, ut in ea déleat nómen Dei et Christi éjus, animásque ad aetérnae glóriae corónam destinátas furétur, máctet ac pérdat in sempitérnum intéritum.Vírus nequítiae suae, támquam flúmen immundíssimum, dráco maléficus transfúndit in hómines depravátos ménte et corrúptos córde; spíritum mendácii, impietátis et blasphémiae; halitúmque mortíferum luxúriae, vitiórum ómnium et iniquitátum. Ecclésiam, Ágni immaculáti spónsam, vaférrimi hóstes replevérunt amaritudínibus, inebriárunt absínthio; ad ómnia desiderabília éjus ímpias misérunt mánus. Úbi sédes beatíssimi Pétri et Cáthedra veritátis ad lúcem géntium constitúta est, ibi thrónum posuérunt abominatiónis et impietátis suae; ut percússo Pastóre, et grégem dispérdere váleant.Adésto ítaquae, Dux invictíssime, pópulo Dei contra irrumpéntes spiritáles nequítias, et fac victóriam. Te custódem et patrónum sáncta venerátur Ecclésia; te gloriátur defensóre advérsus terréstrium et infernórum nefárias potestátes; tíbi trádidit Dóminus ánimas redemptórum in supérna felicitáte locándas. Deprecáre Deum pácis, ut cónterat sátanam sub pédibus nóstris, ne últra váleat captívos tenére hómines, et Ecclésiae nocére. Óffer nóstras préces in conspéctu Altíssimi, ut cíto antícipent nos misericórdiae Dómini, et apprehéndas dracónem serpéntem antíquum, qui est diábolus et sátanas, ac ligátum míttas in abýssum, ut non sedúcat ámplius géntes (Apoc 20).Hinc tuo confísi praesídio ac tutéla
(si fuerit clericus: sácri ministérii nostri auctoritáte)
(si fuerit laicus: sácra Sánctae Mátris Ecclésiae auctoritáte),
ad infestatiónes diabólicae fráudis repelléndas in nómine Jésu Chrísti Dei et Dómini nóstri fidéntes et secúri agrédimur.
V. Écce Crúcem Dómini, fúgite pártes advérsae.
R. Vícit Leo de tríbu Júda, rádix Dávid.
V. Fíat misericórdia tua Dómine, super nos.
R. Quemádmodum sperávimus in te.
V. Dómine, exáudi oratiónem méam.
R. Et clámor meus ad te véniat.
(si fuerit clericus: V. Dóminus vobíscum R. Et cum spíritu tuo.)
Orémus
Deus, et páter Dómini nóstri Jesu Christi, invocámus nómen sánctum tuum, et clemántiam tuam súpplices expóscimus: ut per intercessiónem immaculátae semper Vírginis Dei Genitrícis Maríae, beáti Michaélis Archángeli, beáti Jóseph ejúsdem beátae Vírginis Sponsi, beatórum Apostolórum Pétri et Páuli et ómnium Sanctórum, advérsus sátanam, omnésque álios immúndos spíritus, qui ad nocéndum humáno géneri animásque perdéndas pervagántur in múndo, nóbis auxílium praestáre dignéris.
Per eúmdem Chrístum Dóminum nóstrum.
R. Ámen.
Exocismus
Exorcizámos te, ómnis immúnde spíritus, ómnis satánic potéstas, ómnis infernális adversárii, ómnis légio, ómnis congregátio et sécta diabólica, in nómine et virtúte Dómini nóstri Jésu + Chrísti, eradicáre et effugáre a Dei Ecclésia, ab animábus ad imáginem Dei cónditis ac pretióso divíni Ágni sánguine redémptis. + Non últra áudeas, sérpens callidíssime, decípere humánum génus, Dei Ecclésiam pérsequi, ac Dei eléctos excútere et cribráre sicut tríticum. + Ímperat tíbi Deus altíssimus, + cui in mágna tua supérbia te símile habéri ádhuc praesúmis; qui ómnes hóminess vult sálvos fíeri, et ad agnitiónem veritátis veníre (1 Tim 2).
Ímperat tíbi Déus Pater; + ímperat tíbi Deus Fílius; + ímperat tíbi Déus Spíritus Sánctus. + Ímperat tíbi majéstas Chrísti, aetérnum Dei Vérbum cáro factum, + qui pro salúte géneris nóstri tua invídia pérditi, humiliávit semetípsum fáctus obédiens úsque ad mórtem (Phil 2); qui Ecclésiam súam aedificávit súpra fírmam pétram, et pórtas ínferi advérsus eam númquam esse praevalitúras edíxit, cum ea ipse permansúrus ómnibus diébus úsque ad consummatiónem saéculi (Matt 28, 20).
Ímperat tíbi sacraméntum Crúcis, + omniúmque christiánae fídei Mysteriórum virtus. + Imperat tibit excélsa Dei Génitrix Virgo Maria, + quae superbíssimum cáput tuum a prímo instánti immaculátae suae conceptiónis in sua humilitáte contrívit. Ímperat tíbi fídes sanctórum Apostolórum Pétri et Páuli, et ceterórum Apostolórum. + Ímperat tíbi Mártyrum sánguis, ac pia Sanctórum et Sanctárum ómnium intercéssio. +
Érgo, dráco maledícte et ómnis légio diabólica, adjurámus te per Déum + vívum, per Déum + vérum, per Déum + sánctum, per Déum qui sic diléxit múndum, ut Fílium suum unigénitum dáret, ut ómnis qui crédit in eum non péreat, sed hábeat vítam aetérnam (Jn 3): céssa decípere humánas creatúras, eísque aetérnae perditiónis venénum propináre: désine Ecclésiae nocére et éjus libertáti láqueros injícere.
Váde sátana, invéntor et magíster ómnis falláciae, hóstis humánae salútis. Da lócum Chrísto, in quo níhil invenísti de opéribus tuis; da lócum Ecclésia Uni, Sanctae, Cathólicae, et Apostólicae, quam Chrístus ípse acquisívit sánguine suo. Humiliáre sub poténti mánu Dei; contremísce et éffuge, invocáto a nóbis sáncto et terríbili nominé Jésu, quem ínferi trémunt, cui Virtútes caelórum et Potestátes et Dominatiónes subjéctae sunt, quem Chérubim et Séraphim indeféssis vócibus láudant, dicéntes: Sánctus, Sanctus, Sanctus Dóminus Déus Sábaoth.
V. Dómine, exáudi oratiónem méam.
R. Et clámor meus ad te véniat.
(Si fuerit clericus: V. Dóminus vobíscum. R. Et cum spírito tuo.)
Orémus
Déus caéli, Deus térræ, Deus Angelórum, Deus Archangelórum, Deus Patriarchárum, Deus Prophetárum, Deus Apostolórum, Deus Mártyrum, Deus Confessórum, Deus Vírginium, Deus, qui potestátem hábes donáre vítam post mórtem, réquiem post labórem: quia non est álias Deus præter te, nec esse pótest nísi tu Creátor ómnium visibílium et invisibílium, cujus régni non érit finis: humíliter majestáti glóriae tuae supplicámus, ut ab ómni infernálium spirítuum potestáte, láqueo, decéption et nequítia nos poténter liberáre, et incólumes custodíre dignéris.
Per Chrístum Dóminum nóstrum. Ámen.
V. Ab insídiis diábolic,
R. líbera nos, Dómine.
V. Ut Ecclésiam tuam secúra tíbi fácias libertáte servíre,
R. te rogámus, áudi nos.
V. Ut inimícos sánctae Ecclésiae humiliáre dignéris,
R. te rogámus, áudi nos.
Et aspergatur locus aqua benedicta
Exorcismus BreveSáncte Míchael Archángele, defénde nos in proélio, cóntra nequítiam et insídias diáboli ésto præsídium. Ímperet ílli Déus, súpplices deprecámur: tuque, prínceps milítiæ cæléstis, Sátanam aliósque spíritus malígnos, qui ad perditiónem animárum pervagántur in múndo, divína virtúte, in inférnum detrúde. Ámen
I. Una breve biografía
Vincenzo Gioacchino Pecci, el sexto hijo de una familia humilde, vino al mundo el 2 de marzo de 1810, en la ciudad de Carpineto, situada al sur de Roma.
Vicenzo fue educado primero en el colegio jesuita de Viterbo (1818-24), luego en el Colegio Romano (1824-32) y posteriormente estudió en la Academia de Estudios Eclesiásticos (1832-37).
Ordenado sacerdote del Señor en 1837, fue inmediatamente integrado al servicio papal, y como gobernador fue enviado primero a Benevento (1838-41) y luego a Perugia (1841-43). Se distinguió por ser muy capaz y justo en el gobierno de los estados pontificios a él encomendados, por lo que tuvo una reconocida popularidad. Su profunda preocupación social le llevó, entre otras iniciativas, a crear un banco para ayudar a los pobres.
En 1843 fue consagrado obispo, y fue enviado por Su Santidad Gregorio XVI a Bélgica para asumir allí la nunciatura. Dos años más tarde, nuevamente en Italia, le era encargado el gobierno pastoral de la diócesis de Perugia. En 1853 es creado Cardenal por el Papa Pío IX.
Durante su paternal presencia como Pastor de su diócesis, insistió mucho en fomentar una profunda instrucción religiosa de sus fieles. Para dar un fuerte impulso al estudio del tomismo, fundó en el año 1859 la Academia de Santo Tomás de Aquino.
Cuando el año 1860 el estado pontificio de Perugia era anexado a Cerdeña, una legislación fuertemente secularista era introducida por los nuevos gobernantes —conocidos con el nombre de piamonteses—, poniendo fuertes trabas a la libertad religiosa de los fieles católicos. La situación llevó a Mons. Pecci a alzar firme su voz de protesta, siendo constante y firme en la defensa que hacía de los derechos de la Iglesia y de su grey en particular. Sin embargo, a pesar de esta actitud de oposición, supo mantener siempre una buena relación con el nuevo gobierno.
En una serie de cartas pastorales publicadas entre 1874 y 1877 el Cardenal Pecci hacía público su deseo de lograr un mayor acercamiento entre el catolicismo y la cultura contemporánea.
El año 1877 es trasladado a Roma y —luego del tránsito del Papa Pío IX— es nombrado camarlengo (Cardenal que administra los asuntos de la Iglesia cuando sobreviene la vacancia de la Sede Apostólica). Será él el elegido, el 20 de febrero de 1878, para sucederle en la cátedra de Pedro.
II.Su pontificado
Tras un cónclave de tres días la elección de un nuevo Pontífice recaía un tanto inesperadamente sobre
Lumen in coelo
el Cardenal Gioacchino Pecci, por entonces un hombre que con una salud bastante precaria llegaba a los casi 69 años. Acaso por ello pensaron algunos que se trataba de un pontificado “de transición”. Sin embargo, a despecho de toda cábala humana, el Espíritu Santo elegía a este siervo suyo para guiar la Barca de Pedro por el umbral del siglo adveniente, nuestro siglo XX.
Al asumir la misión apostólica que Dios le confiaba, la de confirmar a su hermanos en la fe, el nuevo Pontífice elegía el nombre de León. ¿Una inspiración divina para que su nombre fuese como un signo o anuncio de lo que sería la nota esencial de su pontificado? Lo cierto es que el nuevo Papa, que a más de uno habría sugerido la idea de que el suyo sería un pontificado breve, habría de guiar la barca de Pedro —con ejemplar firmeza— ¡durante casi veintiséis años! Y vaya que, cual rugido de león, haría resonar más de una vez la firme voz de la Iglesia en todo el mundo, la voz que con singular energía se alza en defensa de sus hijos, especialmente cuando ve que se maltrata y desprecia a los más débiles e indefensos.
En este sentido, Su Santidad León XIII ha llegado a ser conocido como el primer Papa de las encíclicas. Muy prolífico en su labor magisterial —publicó alrededor de cincuenta documentos—, hizo conocer al mundo entero la enseñanza de la Iglesia iluminando con la luz del Evangelio los más diversos problemas que se iban presentando en su tiempo.
La más importante de sus encíclicas, sin duda, es la conocida con el nombre de Rerum novarum, y fue promulgada el 15 de mayo de 1891. Con esta encíclica se iniciaba una nueva etapa conocida como Magisterio Social Pontificio, etapa que de ninguna manera desconoce sino que, todo lo contrario, hunde sus raíces en el Evangelio mismo, así como en el pensamiento y la acción social que, inspirándose en las enseñanzas evangélicas del Maestro, han acompañado a la Iglesia desde el inicio de su caminar.
Por medio de esta encíclica el Papa de los obreros, con tono firme, hacía resonar en el mundo entero laRerum novarum voz de la Iglesia que, una vez más, se alzaba en defensa de los débiles, los pobres, los «sin voz». Advertía claramente de los peligros que traerían para el mismo hombre las nuevas concepciones políticas, sociales y económicas que no tomaban en cuenta a la persona humana y que, además, evadían sus responsabilidades sociales por su marcada tendencia individualista. Ciertamente, la creciente pobreza y explotación del hombre por el hombre —en el campo del trabajo— hacía necesario este llamamiento universal que, en nombre de Dios y con hondo clamor humano defendiese a los obreros.
Al publicar la Rerum novarum, el Papa León XIII mostraba una vez más la profunda preocupación que, como Pastor Universal, movía su corazón para alzar su enérgica voz de protesta al agravarse cada vez más la llamada “cuestión social”. No sin razón su encíclica ha sido llamada la «Carta Magna del Trabajo».
Es conocido también el gran empeño que Su Santidad León XIII pusiera en favorecer la unidad entre la fe y el pensamiento. Con este fin dio un nuevo impulso a la doctrina de Santo Tomás de Aquino, proponiendo en su encíclica Aeterni Patris a este santo como modelo para los estudios filosóficos y teológicos.
En el terreno ecuménico se dio un verdadero cambio, al menos en lo que se refiere a las relaciones con la Iglesia Oriental. El objetivo del Papa León XIII, en este sentido, era lograr la reunificación de quienes se habían separado de la Iglesia. Fruto de esos esfuerzos fueron, en 1879, el fin del cisma caldeo y del cisma armenio.
En este mismo campo, la cosas no fueron tan bien en lo que se refiere a los anglicanos. Con ellos no sólo no se llegó a ningún acuerdo, sino que se abrió más aún la brecha cuando en 1896 una comisión pontificia, nombrada por el mismo Santo Padre con el objeto de estudiar la validez de las ordenaciones anglicanas, llegó a la conclusión que no se había dado entre ellos la continuidad de la sucesión apostólica.
La actitud que el Papa León XIII mostró frente a las diversas ciencias fue la de un vivo interés y deseo de que se llegase siempre al conocimiento de la verdad. Entre otras cosas, fue él quien abrió las puertas del Archivo Vaticano en 1883 —de acceso muy restringido durante siglos—, dando amplias facilidades para la investigación histórica.
Relaciones internacionales
A lo largo de su pontificado, León XIII mostró extraordinarias habilidades para el gobierno y el manejo de las relaciones internacionales con otros Estados.
Una de las intenciones de su pontificado fue la de lograr ubicar adecuadamente a la Iglesia en la sociedad tal y como se iba perfilando por entonces. Para ello, por medio de una hábil política eclesiástica, buscó mejorar en lo posible las frágiles o quebradizas relaciones con los diversos Estados europeos.
Para entonces las posesiones territoriales del papado —luego de serle arrebatados los estados pontificios— se reducían a un minúsculo espacio: el Vaticano. Al publicar su primera encíclica, el Papa León XIII aclaraba que, en este sentido, la Iglesia jamás había perseguido el gobierno temporal por ambición o por afán de dominio, sino porque «cuando se trata del poder temporal de la Sede Apostólica, está a la vez en juego el bienestar común y la salvación de toda la sociedad humana». Se trataba de la independencia y de la libertad de la Iglesia para cumplir con su misión.
En lo que se refiere a las negociaciones diplomáticas con el Estado italiano no se dieron frutos positivos. Tampoco fueron mayores los éxitos en las relaciones con el Estado francés, aunque con el alemán sí se dieron mejores resultados: se obtuvo la paz y tranquilidad para los católicos que por ese entonces se habían visto gravemente afectados por la “guerra religiosa” o Kulturkampf, emprendida por Bismark por medio de leyes, publicadas principalmente el año 1873, contra el clero católico y los demás fieles. Asimismo fue exitoso el arbitraje ejercido por León XIII en torno a las Islas Carolinas, cuya posesión territorial se disputaban Alemania y España.
Su legado
El Papa León XIII sería llamado a la casa del Padre Eterno a los casi 94 años, el 20 de julio de 1903. Tras de sí había dejado un valiosísimo legado a sus hijos y a la humanidad entera.
Sin duda, su amoroso servicio pastoral ha redundado en inmensos beneficios para la Iglesia de nuestro siglo, frutos de los que podrá cosechar la Iglesia también en los siglos venideros. Verdaderamente, como decía el Señor, uno es el que siembra, otro es el que riega, otro el que cosecha y se beneficia con los frutos… y en los sabios designios del Señor, lo que León XIII sembró, lo que el Señor mismo ha hecho crecer y madurar por la gracia de su Espíritu, eso es lo que hoy recibimos y cosechamos, los frutos de los que nos nutrimos.
Su Santidad León XIII, con su firme y valiente defensa del hombre frente a los peligros de las erradas concepciones antropológicas que nutren las ideologías y economías de este siglo, ha hecho sentir muy fuerte en el mundo entero la voz de la Iglesia que sale en defensa de lo que para ella es lo más sagrado: el ser humano y su dignidad, dignidad que le viene de ser hijo de Dios, por quien Cristo en la cruz pagó un precio de Sangre.
El “rugido” de León XIII sigue resonando fuerte en el corazón de la Iglesia y en el mundo entero, recordando a todos lo que casi un siglo después proclamaron los Padres conciliares: para la Iglesia «nada hay de verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón» (Lumen gentium, 1).
III. Su Magisterio pontificio
Encíclicas:
Aeterni Patris (4-8-1879), sobre la restauración de la filosofía cristiana y la renovación de la ciencia teológica.
Arcanum divinae Sapientiae (10-2-1880), sobre la familia.
Diuturnum illud (29-6-1881), sobre la autoridad política.
Immortale Dei (1-11-1885), sobre la constitución cristiana del Estado.
Libertas Praestantissimum (20-6-1888), sobre la libertad y el liberalismo.
Rerum novarum (15-5-1891), sobre la situación de los obreros.
Providentisimus Deus (18-11-1893), sobre los estudios bíblicos.
Satis cognitum (29-6-1896), sobre la naturaleza de la Iglesia.
Divinum illud munus (9-5-1897), sobre la presencia y virtud admirable del Espíritu Santo.
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