Cuando rezar se convierte en delito quiere decir que, el umbral de la tolerancia y los márgenes de lo correcto e incorrecto, se han movido hacia confines impensados.
En un mundo al revés, se autoriza y financia el mal material y se reprime y castiga con prisión la expresión material de la fe en su forma exterior. Y me refiero acá a los continuos arrestos a que son sometidos los activistas anti aborto, quienes haciendo resistencia pasiva, sin desordenes, sólo con pancartas, cánticos y oraciones, empuñan sus rosarios y piden a Dios que detenga el genocidio de no nacidos. A cambio, cada vez más son los países que adhieren a estas prácticas.
Patético resulta el comprobar cómo en países como el mío, el que más hace desarruga un papel amarillento con alguna declaración políticamente correcta, que no asusta ni motiva a nadie. Diferente ha sido la reacción de los “obispos" paraguayos (los que lo sean), quienes valientemente han informado de la excomunión de todos quienes de una u otra manera participaron en las maniobras tendientes a la legalización del homicidio. Pues, lo que se busca con el aborto no es la ofensa a Dios (la que efectivamente se constata desde la perspectiva católica, que falta a la moral, que transgrede la ley divina, que debilita la sociedad..etc.), lo que persiguen quienes están tras bambalinas manejando estos procesos políticos e ideológicos, es el romper el interdicto del derecho a la vida garantizado por el estado en sus leyes y conseguir la instauración e institucionalización del homicidio, razón por la cual los esfuerzos son llevados al máximo en conseguir leyes de aborto y eutanasia. Y ahí esta la clave por la cual normalmente la lucha anti aborto yerra su camino. Aunque no estoy diciendo que no valga el rezar y alzar globos con fetos no nacidos y gritando que Dios sufre con el aborto.
Quienes abogan por el homicidio institucionalizado no creen en Dios, tampoco creen en la trascendencia del ser. Malamente van a comprender la perspectiva del realismo metafísico, que ellos ni siquiera conocen, menos profesan, y que, regidos por nuevas tendencias filosóficas y pseudo filosóficas, de plano niegan la existencia del ser. Se da el contrasentido de que ambas posturas: PRO ABORTO y PRO VIDA transitan por vías paralelas, hecho que redunda en la imposible confrontación ideológica de las mismas.
¿Y cuál es el problema de la postura PRO VIDA que generalmente, por no decir siempre, pierde las batallas?, pues la problemática radica en hablar metafísicamente a quienes no creen en la metafísica, negadores de la existencia del ser, que han hecho proliferar su ideología en toda nuestra civilización debido a que la Iglesia Católica congeló tras la reforma protestante su injerencia y critica filosófica. Por parte de los grupos PRO VIDA se pretende aún defender el realismo metafísico apoyando sus argumentos en San Agustín y Santo Tomas de Aquino. Y no es que estos no sean correctos, es que la otra postura avanzó en las definiciones filosóficas, y durante ese avance que iba planteando e imponiendo nuevas realidades, las más veces erróneas, no hubo quién hiciera frente al análisis de esas nuevas filosofías, así no se generó el saber necesario para denunciarlas, no surgieron pensadores ni filósofos, ni críticos nuevos.
Las nuevas filosofías e ideologías basadas en el inmanentismo emanativo y el devenir constante del ser avanzaron en descampado, sin oposición y generalmente cubiertos por un atractivo y seductor manto de arte y actualización de la sociedad a los tiempos nuevos.
28 oct 2012
Cuando el rezar se convierte en delito
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