Es un dogma infaliblemente definido que solo Jesucristo es el Redentor.
Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 25, De la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y sobre las sagradas imágenes, ex cathedra: “... los santos que reinan juntamente con Cristo ofrecen sus oraciones a Dios en favor de los hombres; que es bueno y provechoso invocarlos con nuestras súplicas y recurrir a sus oraciones, ayuda y auxilio para impetrar beneficios de Dios por medio de su Hijo JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR Y SALVADOR... Igualmente, que deben tenerse y conservarse, señaladamente en los templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen Madre de Dios y de los otros santos y tributárseles el debido honor y veneración... Ahora bien, si alguno enseñare o sintiere de modo contrario a estos decretos, sea anatema” (Denzinger 984).
Aquí vemos que Jesucristo es el único Redentor. Nótese que esta definición incluso hace mención de María. Por lo tanto, en el mismo contexto donde se menciona a la Santísima Virgen y a los santos, el Concilio de Trento declara que únicamente Cristo es el Redentor. Eso prueba que María no es corredentora.
La definición de Florencia es aún más importante al refutar la posición falsa sobre este asunto. Definió solemnemente que Jesucristo SOLO (solus) derribó al enemigo del género humano, destruyó los pecados del hombre y abrió las puertas del cielo. Aquellos que obstinan se aferran a la "corredentora" profesan que Jesucristo lo hizo con María. Eso es falso. Tenga en cuenta que estas son declaraciones dogmáticas de la más alta autoridad, no declaraciones falibles.
LATIN: Firmiter credit, profitetur et docet, neminem unquam ex viro feminaque conceptum a diaboli dominatu fuisse liberatum, nisi per fidem mediatoris Dei et hominum Jesu Christi Domini nostri: qui sine peccato conceptus, natus et mortuus, humani generis hostem, peccata nostra delendo, solus sua morte prostravit, et regni caelestis introitum, quem primus homo peccato proprio cum omni successione perdiderat, reseravit: quem aliquando venturum omnia Veteris Testamenti sacra sacrificia, sacramenta, ceremoniae praesignrunt.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Cantate Domino, 1441, ex cathedra: “La sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree, profesa y enseña que nadie concebido de hombre y de mujer fue jamás librado del dominio del diablo sino por merecimiento del que es mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Señor nuestro; quien, concebido sin pecado, nacido y muerto AL BORRAR NUESTROS PECADOS, ÉL SOLO POR SU MUERTE DERRIBÓ AL ENEMIGO DEL GÉNERO HUMANO y abrió la entrada del reino celeste, que el primer hombre por su propio pecado con toda su sucesión había perdido...” (Denzinger 711).
La parte clave para esta discusión dice: "qui… solus sua morte" (es decir, quien ... Él solo por su propia muerte) derribó al enemigo del género humano, abrió el Cielo, destruyó los pecados del hombre, etc. Eso es lo que la Iglesia católica firmemente cree, profesa y enseña: que solo Jesucristo redimió al hombre. Mantener el título 'corredentora' es profesar que Jesucristo lo hizo con María. No es consistente con esta definición dogmática, y este es el pronunciamiento más alto de la Iglesia. Todo debe entenderse a la luz de esto, no al revés. Todo debe corregirse para que coincida con esto, no al revés. Aquellos que obstinadamente se niegan a profesar que Jesucristo SOLO hizo estas cosas, no profesan lo que la Iglesia católica profesa.
Estas definiciones dogmáticas deberían ser suficientes para cualquier católico creyente que no se le debe llamar a María corredentora.
Es interesante que el Catecismo del Concilio de Trento también enseña que “solo” Cristo nos reconcilió y que “solo” Cristo es el Redentor. Si bien el catecismo no es infalible, no obstante reitera la verdad que fue definida solemnemente en los concilios antes mencionados.
Catecismo del Concilio de Trento, Parte III, Los Diez Mandamientos – Primer Mandamiento – No tendrás dioses ajenos delante de mí: “Por esto debemos confesar que se nos ha propuesto por medianero único a Cristo Señor nuestro, como quien solo nos reconcilió por medio de su sangre con el Padre celestial, y que habiendo obtenido la eterna redención y una vez entrado en el santuario, nunca cesa de interceder por nosotros...” (P. Agustin Zorita, 1782, Valencia, España, p. 240).
Para sostener que María es “corredentora” a la luz de las citadas definiciones dogmáticas que declaran infaliblemente que solo Jesús es nuestro único Redentor, literalmente habría que sostener que no hay contradicción en estas dos afirmaciones:
Josué caminó solo en el desierto
Josué caminó en el desierto con Margarita
¿Son contradictorias estas dos afirmaciones? Por supuesto que lo son. Ambas no pueden ser verdaderas al mismo tiempo. De la misma manera, Jesús y María no pueden ser nuestros redentores (o sea Jesús de manera mayor, María en forma menor) si se supone que Jesús solo es nuestro único Redentor. Como título doctrinal oficial atribuido a María, es claramente erróneo decir que ella es “corredentora”. Esto no disminuye en absoluto el papel único de María en nuestra salvación y en los eventos que condujeron a la redención. Es simplemente afirmar la verdad. Téngase mucho cuidado de aquellos farsantes y falsos devotos de Nuestra Señora que se ponen de acuerdo con cualquier declaración que parezca atribuirle alabanzas, a pesar del hecho que ello no es consistente con la enseñanza católica. Jesucristo solo es el único Redentor. Solo Dios – y únicamente Dios – puede rescatarnos y “borrar nuestros pecados”. Estas definiciones dogmáticas son definitivas. Por lo tanto, ellas deberían probar el punto para cualquier católico, por más que haya un puñado de declaraciones que parecen sugerir lo contrario pero que no avalan ninguna autoridad infalible. Sin embargo, nos desilusiona el hecho que para algunas personas no se satisfacen con las definiciones dogmáticas. Ellos insisten en seguir llamando a María corredentora, a pesar de haber visto estas definiciones dogmáticas. Esto es problemático. Ello es desviarse de la verdad dogmática.
QUE SOLO CRISTO ES EL ÚNICO REDENTOR, Y QUE MARIA NO ES CORREDENTORA, TAMBIÉN SE MUESTRA CONSIDERANDO EL PECADO ORIGINAL Y LA TIPOLOGÍA DE ADÁN Y EVA
Aquí presentamos otra manera para demostrar que es incorrecto llamar a María corredentora. La mayoría de las personas que se dedican en la apologética católica están de acuerdo en que Jesucristo es el segundo Adán. Esto se deja claro en el Nuevo Testamento (1 Corintios 15, 45).
Romanos 5, 14: “Pero la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre aquellos que no habían pecado con prevaricación semejante a la [transgresión] de Adán, que es tipo del que había de venir [Jesús]”.
Siendo consistentes con esta tipología de Jesús como el segundo Adán que revierte la maldición de Adán, María es la nueva Eva. Jesús es el nuevo Adán, y María es la nueva Eva. Así como Eva, la primera mujer, estuvo íntimamente involucrada con el primer hombre en los eventos que condujeron a la caída de la humanidad, también hay una mujer, María, que está íntimamente involucrada en los acontecimientos que condujeron a la redención. Eva desobedeció a Dios y pecó. María obedeció a Dios y nunca pecó. Bien se puede decir más del tema; pero el punto aquí es que si bien el papel de Eva con Adán en los eventos que condujeron al pecado original fue único e importante, fue, no obstante, solo el pecado de Adán el que constituyó el pecado original, materializando la caída de la humanidad. Esto es clarísimo en la enseñanza católica.
Romanos 5, 12: “Así, pues, como por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte...”.
EL CONCILIO DE TRENTO Y SANTO TOMÁS DE AQUINO CONFIRMAN QUE FUE SOLO EL PECADO DE ADÁN EL QUE HUNDIÓ AL MUNDO EN LA MUERTE; DE LA MISMA MANERA, FUE SOLO CRISTO QUIEN REDIMIÓ AL MUNDO
La idea de que María es formalmente “corredentora” sería coherente con la idea de que el pecado original fue el pecado de Adán y Eva. Sin embargo, está no es la doctrina católica. De hecho, en el pasaje a continuación, Santo Tomás de Aquino desestima dicha noción. Él dice que no fue el pecado de dos lo que constituyó el pecado original y la caída de la humanidad.
Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, p. I-II, q. 81, a. 5: “Contra esto: está lo que dice el Apóstol, en Rom 5,12: Por un hombre entró el pecado en este mundo. Pero si la mujer transmitiese el pecado original a la prole, más bien debiera haber dicho que había entrado por dos, ya que ambos pecaron; o antes bien, por la mujer, que pecó primero... Por ende, el pecado original no se contrae por la madre, sino por el padre. Y según esto, si hubiese pecado Eva sin pecar Adán, sus hijos no hubiesen contraído el pecado original. Mas sería lo contrario si hubiese pecado Adán y no hubiese pecado Eva”.
Nótese que Santo Tomás rechaza la idea de que fue el pecado de los dos lo que constituyó el pecado original. Por otra parte, el Concilio de Trento deja muy claro que el pecado original es el pecado de Adán solamente, no el pecado de Adán y Eva. Ciertamente pecó Eva; pero el pecado solo de Adán causó la caída de la humanidad e introdujo la muerte al mundo.
Concilio de Trento, sesión 5 sobre el pecado original, canon 1: “Si alguno no confiesa que el primer hombre Adán, al transgredir el mandamiento de Dios en el paraíso, perdió inmediatamente la santidad y justicia en que había sido constituido...” (Denzinger 788).
Concilio de Trento, sesión 5 sobre el pecado original, canon 2: “Si alguno afirma que la prevaricación de Adán le dañó a él solo...” (Denzinger 789).
Concilio de Trento, sesión 5 sobre el pecado original, canon 3: “Si alguno afirma que este pecado de Adán que es por su origen uno solo y, transmitido a todos por propagación, no por imitación, está como propio en cada uno, se quita por las fuerzas de la naturaleza humana o por otro remedio que por el mérito del solo mediador, Nuestro Señor Jesucristo, el cual, hecho para nosotros justicia, santificación y redención, nos reconcilió con el Padre en su sangre... sea anatema” (Denzinger 790).
El Concilio de Trento dice una y otra vez que fue “el pecado de Adán”, y ni una sola vez dice que fue el pecado de “Adán y Eva”. Incluso dice que este pecado fue de un solo hombre y “su origen uno solo”. Por lo tanto, aunque el papel de María fue único e integral para los eventos que condujeron a la redención, la redención en sí fue efectuada por Cristo solamente. Es por eso que solo Jesucristo es el único Redentor y solo a Él se le puede llamar así.
LA CAÍDA DE LA HUMANIDAD
Adán y Eva íntimamente involucrados en los eventos que condujeron a ello.
El solo pecado de Adán constituyó el pecado original y causó la caída.
“... este pecado de Adán que es por su origen uno solo...” (Trento, sesión 5 sobre el pecado original). | LA REDENCIÓN
Jesús y María íntimamente involucrados en los eventos que condujeron a la redención.
Solo Jesucristo efectuó la redención.
“JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR Y SALVADOR” (Trento, sesión 25).
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REFUTACIÓN DE UN FALSO ARGUMENTO QUE COMÚNMENTE SE PLANTEA SOBRE ESTE PUNTO –
LA IDEA DE QUE MARÍA ES UNA SUB-REDENTORA BAJO EL ÚNICO REDENTOR
Ahora es necesario refutar una respuesta común hecha por los defensores de María como “corredentora”. En sus intentos de señalar que María es corredentora, las personas a menudo argumentan que María es una redentora menor bajo el único Redentor, así como San Pablo y otros santos se dicen que ayudaron en la obra de la redención. Por ejemplo, un tal Michael C. nos escribió y dijo:
“Al llamar a nuestra Señora corredentora, no queremos implicar que Jesús no sea el único Redentor de la humanidad sino que hay mediadores con el mismo mediador y también esos que participan en la redención salvífica de Cristo como su cuerpo místico, como leemos en Colosenses 1, 24... hay redentores menores y este título puede aplicarse con todo derecho a nuestra Señora como siendo una participación en la obra de nuestro Señor, no como algo separado ni tampoco igual a Él”.
Ellos argumentan que se le llama a María corredentora en el sentido que son llamados redentores los santos que ayudan en la obra de la redención de Cristo, tal como lo dice San Pablo de sí mismo.
Colosenses 1, 24: “Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”.
Hechos 7, 35: “Pues a este Moisés, a quien ellos negaron diciendo: ¿Quién te ha constituido príncipe y juez?, a éste le envió Dios por príncipe y redentor por mano del ángel que se le apareció en la zarza”.
También hacen mención que Moisés fue, en un sentido, llamado un redentor porque él liberó al pueblo en el Antiguo Testamento. Pero todos éstos son argumentos falaces que no son consistentes con su posición. Permítaseme ilustrarlo: al emplear este argumento, ellos en realidad abandonan su posición de que María es formalmente corredentora únicamente con Cristo. Su argumento ahora se ha transformado en esto:
EL ARGUMENTO FALAZ QUE ELLOS TRATAN DE EMPLEAR PARA PROBAR SU PUNTO, QUE ES ILÓGICO Y ES UN ABANDONÓ DE SU VERDADERA POSICIÓN
ÚNICO REDENTOR
Jesucristo | REDENTORES MENORES CON/BAJO EL ÚNICO REDENTOR
María – “corredentora”
San Pablo (Col. 1, 24)
Los santos
Moisés en un sentido |
En su intento por defender a María como “corredentora”, ellos emplean un argumento que es representado en el recuadro de arriba. Ellos dicen que María es la “corredentora”, así como los demás (p. ej., San Pablo) que ayudaron en la obra de la redención. El gran problema para ellos es que esta no es su posición.
Como lo señalé en una respuesta dirigida a Michael C.: Este argumento falla miserablemente. Éste contiene una analogía falsa que ni siquiera es lógicamente coherente con su posición de que María es formalmente corredentora con Cristo. Es decir, su posición es que ella se encuentra en una categoría única con Cristo como corredentora. Según su argumento anterior, María estaría simplemente en la misma categoría con los demás santos (tales como San Pablo, Col. 1, 24) que participan en la obra de la redención bajo el único Redentor. En este caso, ella sólo sería una entre muchos corredentores. Pero esta no es la posición de corredentora.
La posición de corredentora no es que María se encuentra en una categoría junto con los santos bajo el único Redentor, y pueden ser llamados corredentores en un sentido como San Pablo se dice que ayudó suplir la obra de la redención. No, la posición de corredentora es que María está en una categoría única con Jesús como Redentor – una categoría que no incluye a San Pablo ni a ningún otro santo. Por lo tanto, no se puede tratar de justificar la posición “corredentora” apelando a cómo los demás santos participan en la obra de la redención bajo el único redentor. Esto es ilógico y falaz.
Porque si bien el recuadro de arriba representa lo que ellos argumentan, la siguiente casilla ilustra realmente su posición de María como “corredentora”.
LA POSICIÓN VERDADERA DE MARÍA COMO “CORREDENTORA”, QUE ES ABANDONADA Y CONTRADICHA CUANDO ELLOS HACEN EL ARGUMENTO DE ARRIBA
DOS REDENTORES
Jesucristo
María como corredentora | REDENTORES MENORES BAJO LOS DOS REDENTORES
San Pablo (Col. 1, 24)
Los otros santos
Moisés en un sentido
|
Esta casilla es la verdadera representación de su posición. Ellos sostienen que María (en términos de la redención) se encuentra en una categoría con Jesús que no les pertenece a los demás santos. Es diferente a la de San Pablo, los santos, etc., no sólo en el grado, sino en la especie. Por lo tanto, todos los argumentos que ellos proponen acerca de cómo San Pablo, los otros santos, etc., pueden ser llamados ligeramente como “redentores” no ofrecen apoyo a su posición. Cuando ellos argumentan de tal manera, contradicen su posición y están afirmando que María es solamente una de muchos corredentores. Pero su verdadera posición es que María tiene una posición como corredentora, en la verdadera obra de la redención, que no se comparte con los demás.
Por ende, si ellos intentaran defender legítimamente su posición, sólo podrían presentar argumentos que estén a favor de la posición de que ella pertenece al lado izquierdo de la casilla arriba, únicamente con Jesús. Ellos no pueden argumentar a favor de personas o ejemplos que se encuentran al lado derecho de la casilla. Cuando lo hacen, ellos contradicen su propia posición y estarán admitiendo que ella sólo es una de las muchas personas que pueden ser llamadas inexactamente – y en ciertos casos en sentidos no literales – a como “corredentores”. Sus argumentos contradicen su misma posición porque es falsa.
INTER SODALICIA DEL PAPA BENEDICTO XV
OBJECIÓN: En su documento del 22 de marzo de 1918, Inter Sodalicia, el Papa Benedicto XV enseña que María ha redimido al mundo con Cristo.
Papa Benedicto XV, Inter Sodalicia, 22 de marzo de 1918: “De tal modo, juntamente con su Hijo paciente y muriente, María padeció y casi murió. Ella, por la salvación de los hombres, abdicó de los derechos maternos sobre su Hijo, y le inmoló, en cuanto de Ella dependía, para aplacar la justicia de Dios, que puede con razón decirse que Ella redimió al género humano juntamente con Cristo”.
RESPUESTA: En pocas palabras, la declaración de Benedicto XV en este documento es totalmente errónea. Muchas personas citan el título en latín de esta carta (Inter Sodalicia) como si fuera un documento importante o autoritativo de un papa. Pues, no lo es. La verdad es que Inter Sodalicia fue una carta del Papa Benedicto XV a la Sodalidad de Nuestra Señora de una Muerte Feliz. En otras palabras, es básicamente una carta del Papa a un grupo de oración. No está dirigido a la Iglesia universal. No es una encíclica. No es de ninguna manera infalible. Los papas enseñan infaliblemente cuando enseñan a la Iglesia universal sobre fe o costumbres de una manera autorizada. Esta carta es nada en comparación con las proclamaciones dogmáticas sobre este tema, que definen solemnemente con precisión para toda la Iglesia cuál es la verdadera posición y qué es lo que los católicos deben creer, profesar y mantener.
La enseñanza del Concilio de Florencia (sin mencionar la enseñanza de Trento y el Catecismo de Trento) ciertamente contradice esta declaración de Benedicto XV en su carta al grupo de oración. Los papas pueden cometer errores en su capacidad falible, como lo muestra la historia de la Iglesia. Eso es lo que sucedió en la carta de Benedicto XV. De hecho, fue por una falta de atención de la precisión doctrinal y de las definiciones dogmáticas por parte de los papas y clérigos anteriores al Vaticano II lo que dio paso a la Gran Apostasía en el Vaticano II. Por lo tanto, es muy engañoso cuando los partidarios del título falso corredentora lanzan el nombre Inter Sodalicia como si fuera un documento importante que prueba algo cuando –como se muestra arriba– ese no es el caso en absoluto. Cuando nos enfrentamos con la definición dogmática de Florencia de que solo Jesús (solus) redimió al mundo con Su muerte, y la carta de Benedicto XV a un grupo de oración que dice que tanto Jesús como María lo hicieron, el primero debe ser aceptado y el segundo debe ser rechazado. Las personas que no pueden ver eso simplemente no creen en la infalibilidad papal.
El resultado final es que no hay manera alguna de darle rodeos a las definiciones dogmáticas que declararon que solo Jesucristo es el único Redentor.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Cantate Domino, 1441, ex cathedra: “La sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree, profesa y enseña que nadie concebido de hombre y de mujer fue jamás librado del dominio del diablo sino por merecimiento del que es mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Señor nuestro; quien, concebido sin pecado, nacido y muerto AL BORRAR NUESTROS PECADOS, ÉL SOLO POR SU MUERTE DERRIBÓ AL ENEMIGO DEL GÉNERO HUMANO y abrió la entrada del reino celeste, que el primer hombre por su propio pecado con toda su sucesión había perdido...” (Denzinger 711).
Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 25, De la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y sobre las sagradas imágenes, ex cathedra: “... los santos que reinan juntamente con Cristo ofrecen sus oraciones a Dios en favor de los hombres; que es bueno y provechoso invocarlos con nuestras súplicas y recurrir a sus oraciones, ayuda y auxilio para impetrar beneficios de Dios por medio de su Hijo JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR Y SALVADOR... Igualmente, que deben tenerse y conservarse, señaladamente en los templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen Madre de Dios y de los otros santos y tributárseles el debido honor y veneración... Ahora bien, si alguno enseñare o sintiere de modo contrario a estos decretos, sea anatema” (Denzinger 984).
Artículo publicado en el año 2006
La siguiente información viene de un artículo publicado originalmente en inglés en el año 2006, que puede hallarse aquí: Is Our Lady the Co-Redeemer?
[Dennis M. envió un correo electrónico quejándose de que nuestra respuesta de que María no es corredentora está equivocada. El escribe:]
Esta última publicación del sitio web del MHFM –dirigida por Pedro y Miguel Dimond– parece mostrar su falta de comprensión adecuada de nuestra Señora como corredentora.
A continuación, la publicación de una pregunta en su sitio web, con la respuesta de los Dimond que revela una interpretación muy “protestante fundamentalista” acerca de Nuestro Bendito Señor como nuestro único Redentor sin el papel de nuestra Señora. Por supuesto, como católicos, profesamos firmemente que Jesucristo es nuestro Redentor, ya que no hay otro nombre por el cual el hombre pueda ser salvo. Sin embargo, el papel de nuestra Señora como Mediadora, Abogada y Corredentora no es algún tipo de invención a lo largo del tiempo...
Esto es de mala voluntad, ilógico y herético. El Sr. Dennis M. dice que “la respuesta de los Dimond que revela una interpretación muy ‘protestante fundamentalista’ acerca de Nuestro Bendito Señor como nuestro único Redentor sin el papel de nuestra Señora”.
Lo que él dice que es una interpretación “protestante fundamentalista” es la enseñanza del Concilio de Trento, palabra por palabra. La enseñanza infaliblemente definida del Concilio de Trento es que Jesucristo es nuestro único Redentor (QUI SOLUS NOSTER REDEMPTOR). Solo un hereje llamaría a eso “protestante” después de verlo, lo que el Sr. Dennis M. ha hecho. El Sr. Dennis M. es un hereje. Léalo de nuevo, Dennis M., y llore por haber insultado a Trento como “protestante”:
Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 25, De la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y sobre las sagradas imágenes, ex cathedra: “... los santos que reinan juntamente con Cristo ofrecen sus oraciones a Dios en favor de los hombres; que es bueno y provechoso invocarlos con nuestras súplicas y recurrir a sus oraciones, ayuda y auxilio para impetrar beneficios de Dios por medio de su Hijo JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR Y SALVADOR... Ahora bien, si alguno enseñare o sintiere de modo contrario a estos decretos, sea anatema” (Denzinger 984-987).
Aquellos que tienen un problema con el hecho de que hemos dicho que María no es corredentora no tienen un problema con nosotros; tienen un problema con el dogmático Concilio de Trento, la enseñanza de la Santa Iglesia Católica, que según ellos erró cuando definió infaliblemente que solo Jesús es nuestro Redentor. Además, véase el contexto de esta definición dogmática de la Iglesia católica. El contexto trata de la devoción a nuestra Señora y a los Santos; y, sin embargo, no solo no dice que nuestra Señora es corredentora, sino que contradice específicamente la idea al declarar infaliblemente que solo Cristo es Nuestro Redentor.
Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 25, De la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y sobre las sagradas imágenes, ex cathedra: “... los santos que reinan juntamente con Cristo ofrecen sus oraciones a Dios en favor de los hombres; que es bueno y provechoso invocarlos con nuestras súplicas y recurrir a sus oraciones, ayuda y auxilio para impetrar beneficios de Dios por medio de su Hijo JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR Y SALVADOR... Igualmente, que deben tenerse y conservarse, señaladamente en los templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen Madre de Dios y de los otros santos y tributárseles el debido honor y veneración... Ahora bien, si alguno enseñare o sintiere de modo contrario a estos decretos, sea anatema” (Denz. 984-978)
Antes de continuar con otras enseñanzas dogmáticas que prueban que María no es corredentora, debo decir que cuando se señala correctamente que nuestra Señora no es el Redentor o Corredentora, esto no es insultar a nuestra Señora, como implican los herejes de mala voluntad; sino que es declarar la verdad.
Nuestra Señora, siempre fiel a Dios, es siempre fiel a la verdad, en la cual ella se regocija completamente. Ella fue el recipiente por el cual La Verdad vino a la humanidad. Declarar falsedades acerca de nuestra Señora no la honra a ella ni a su Hijo. La deshonra a ella y a su Hijo. Es verdaderamente una situación triste cuando uno es criticado por los falsos devotos de nuestra Señora, como Dennis M. (quien, si realmente fuera devoto de nuestra Señora, denunciaría el mal y se separaría de los herejes) como si uno degradará a nuestra Señora cuando se afirma correctamente que María no es Dios y no es el Redentor. Estas personas parecen incapaces de comprender el hecho de que al no decir que nuestra Señora es el Redentor o Corredentora no disminuye su papel absolutamente único en la salvación de las almas, su papel absolutamente único en la Encarnación, la necesidad de la devoción a María para la salvación, o la necesidad de su consentimiento en la Encarnación. No disminuye el hecho de que su unión con el Hijo de Dios en la Encarnación es tan profunda que hasta San Alfonso la llama “omnipotente por gracia”, lo que significa que, aunque es una criatura totalmente, tiene tanta influencia con Dios por gracia que sus peticiones son casi irresistibles para Él. Y esta unión en la Encarnación y en la salvación de las almas es la razón por la que la devoción a María no es como la devoción a otros santos; es mucho más necesaria y más poderosa.
San Luis de Montfort, Tratado de la verdadera devoción a María #39: “La devoción a la Santísima Virgen no debe, pues, confundirse con las devociones a los demás santos, como si no fuese más necesaria que ellas y sólo de supererogación [devoción extra especial]”.
San Luis de Montfort (+1706): “Ábranme un camino para ir a Jesucristo, embaldosado con todos los méritos de los bienaventurados, adornado con todas sus virtudes heroicas, iluminado y embellecido con todos los esplendores y bellezas de los ángeles y en el que se presenten todos los ángeles y santos para guiar, defender y sostener a quienes quieren andar por él... afirmo abiertamente con toda verdad que antes que tomar camino tan perfecto, prefiero seguir el camino inmaculado de María” (Tratado de la verdadera devoción a María #158).
La razón por la que muchos nunca adelantan en el camino de la perfección se debe a que no han comprendido la unión única entre la Santísima Virgen María y Jesucristo, y su papel en la Encarnación y en la salvación de las almas.
San Luis de Montfort: “Así como hay secretos naturales para hacer en poco tiempo, pocos gastos y gran facilidad ciertas operaciones naturales, también hay secretos en el orden de la gracia para realizar en poco tiempo, con dulzura y facilidad, operaciones sobrenaturales, liberarte del egoísmo, llenarte de Dios y hacerte perfecto. La práctica que quiero descubrirte [de la verdadera devoción a María] es uno de esos secretos de la gracia, ignorado por gran número de cristianos, conocido de pocos devotos, practicado y saboreado por un número aún menor”. (Tratado de la verdadera devoción a María #82)
Al final de este artículo hay más puntos sobre la necesidad y el poder de la devoción a nuestra Señora. Siendo esto cierto, debe afirmarse nuevamente que María no es Dios y no es el Redentor o la Corredentora.
San Luis de Montfort, Tratado de la verdadera devoción a María #14: “Confieso con toda la Iglesia que, siendo María una simple creatura salida de las manos del Altísimo, comparada a la infinita Majestad de Dios, es menos que un átomo, o mejor, es nada, porque sólo Él es Él que es (Éxodo 3, 14)”.
EL CONCILIO DE FLORENCIA TAMBIÉN DEFINIÓ DOGMATICAMENTE QUE CRISTO SOLO NOS REDIMIÓ
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Cantate Domino, 1441, ex cathedra: “La sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree, profesa y enseña que nadie concebido de hombre y de mujer fue jamás librado del dominio del diablo sino por merecimiento del que es mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Señor nuestro; quien, concebido sin pecado, nacido y muerto AL BORRAR NUESTROS PECADOS, ÉL SOLO POR SU MUERTE DERRIBÓ AL ENEMIGO DEL GÉNERO HUMANO y abrió la entrada del reino celeste, que el primer hombre por su propio pecado con toda su sucesión había perdido...” (Denzinger 711).
Esta es una definición dogmática infalible sobre la Redención. La Iglesia define infaliblemente que la MUERTE DE SOLO CRISTO nos redimió. “Él solo por su muerte ( SOLUS SUA MORTE ) derribó al enemigo del género humano...”. No podría ser más claro. Solo Cristo es nuestro Redentor; nuestra Señora no lo es. Y el lenguaje de Florencia es sorprendentemente similar a la enseñanza dogmática de Trento.
Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 25, De la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y sobre las sagradas imágenes, ex cathedra: “... los santos que reinan juntamente con Cristo ofrecen sus oraciones a Dios en favor de los hombres; que es bueno y provechoso invocarlos con nuestras súplicas y recurrir a sus oraciones, ayuda y auxilio para impetrar beneficios de Dios por medio de su Hijo JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR y Salvador... Ahora bien, si alguno enseñare o sintiere de modo contrario a estos decretos, sea anatema” (Denzinger 984-987).
Solo el Dios-hombre podía redimir al hombre. Solo la Preciosa Sangre de Cristo pudo volver a comprar la salvación del hombre.
Papa San León Magno, carta dogmática a Flaviano, Concilio de Calcedonia, 451: “Dejad que preste atención a lo que el bienaventurado apóstol Pedro predica, que la santificación por el Espíritu se realiza por la aspersión de la sangre de Cristo(1 Pedro 1, 2), y no dejéis que pasen más allá de las mismas palabras del apóstol, considerando que habéis sido redimidos de vuestro vano vivir según la tradición de vuestros padres, no con plata ni oro, corruptibles, sino con la sangre preciosa de Cristo, como cordero sin defecto ni mancha (1 Pedro 1, 18)”.
Teniendo en cuenta estos hechos, es contrario a la enseñanza católica decir que María es Corredentora. Ciertamente, es posible que las personas se expresen erróneamente sobre este tema de buena fe antes de que se les presenten las definiciones dogmáticas específicas anteriores. Pero una vez que han visto estas definiciones dogmáticas, deben rechazar esta idea; es, estrictamente hablando, una herejía que contradice la enseñanza dogmática de Trento y Florencia. El Sr. Dennis M. lo defendió e insultó esta enseñanza como “protestante” después de ver la definición dogmática de Trento, lo que demuestra que no tiene fidelidad a la enseñanza infalible de la Iglesia. Demuestra que él es de mala voluntad y que no puede tenerla de ambas maneras. Él no puede sostener con Trento y Florencia que solo Cristo es nuestro Redentor, mientras que él defienda obstinadamente que Cristo y María son nuestros Redentores. Esa es una clara contradicción, que es evidente incluso en sus palabras:
Sr. Dennis M.: “Por supuesto, como católicos, profesamos firmemente que Jesucristo es nuestro Redentor, ya que no hay otro nombre por el cual el hombre pueda ser salvo. Sin embargo, el papel de nuestra Señora como Mediadora, Abogada y Corredentora no es algún tipo de invención a lo largo del tiempo...”.
No, Sr. Dennis M., usted no sostiene que solo Cristo sea nuestro Redentor, como enseña Trento (QUI SOLUS NOSTER REDEMPTOR); usted sostiene obstinadamente que hay dos Redentores.
Ya puedo anticipar a ciertas personas que comparan de forma ilógica estos puntos que estoy haciendo con la dicotomía falsa protestante que se usa a menudo (que los protestantes emplean erróneamente en muchas áreas) de “cualquiera o” pero no “ambos y”. Esa analogía no funcionará aquí; porque, en este caso, la Iglesia católica ha excluido infaliblemente a cualquier otro Redentor que no sea Cristo; por lo que realmente es “cualquiera o” mientras que “ambos y” no es aceptable. O Cristo SOLO es nuestro Redentor, como definen infaliblemente Trento y Florencia, y María no lo es; o Cristo y María son nuestros Corredentores y Cristo SOLO no lo es – en cuyo caso Trento y Florencia estarían equivocados, LO CUAL ES HEREJÍA.
¿QUÉ PASA CON CIERTOS TEÓLOGOS Y ALGUNAS DECLARACIONES PAPALES POSTERIORES A TRENTO QUE MARÍA ES CORREDENTORA?
Hay algunas citas no infalibles que las personas presentan para intentar demostrar que María es Corredentora. La respuesta es que no son infalibles y simplemente están equivocadas. No pueden ser defendidas. Son refutadas por los hechos anteriores. Este problema es un ejemplo de las personas que intentan enfatizar una verdad (el papel absolutamente único de María en la salvación de las almas y la Encarnación) y caer en declaraciones erróneas en el proceso. Por ejemplo, en su libro Tratado de la verdadera devoción a María, San Luis de Montfort dice que el hombre se convierte en Dios.
San Luis de Montfort: “Quien sea vertido en este molde divino, quedará muy pronto formado y moldeado en Jesucristo, y Jesucristo en él; con pocos gastos y en corto tiempo, se convertirá en Dios, porque ha sido arrojado en el mismo molde que ha formado un Dios” (Tratado de la verdadera devoción a María #219).
Esta afirmación es herética. Está condenado por la Iglesia afirmar que cualquier hombre se convierte en Dios. Solo hay un Dios.
El Papa Juan XXII condenó la siguiente proposición, entre otras similares: “El hombre bueno es [el] Hijo unigénito de Dios”. – Condenado (Denz .520).
El Papa Pío XII condenó lo mismo.
Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi, 29 de junio de 1943: “Pero todos tengan por norma general e inconcusa, si no quieren apartarse de la genuina doctrina y del verdadero magisterio de la Iglesia, la siguiente: han de rechazar, tratándose de esta unión mística, toda forma que haga a los fieles [en Cristo] traspasar de cualquier modo el orden de las cosas creadas e invadir erróneamente lo divino, sin que ni un solo atributo, propio del sempiterno Dios, pueda atribuírsele como propio”.
El hecho es que San Luis de Montfort realmente no quiso decir que nos convertimos en Dios. Él estaba haciendo hincapié de forma exagerada y errónea la unión del hombre con Cristo y la conformidad con Su voluntad. Esto se demuestra por lo que dice en el #157 del Tratado de la verdadera devoción a María:
San Luis de Montfort: “... Del mismo modo, nosotros, aunque no seamos nada, podemos por María llegar a ser semejantes a Dios por la gracia y la gloria...” (Tratado de la verdadera devoción a María #157).
Si usted le hiciera un reto a San Luis de Montfort y le preguntara sobre lo que dice en el numeral 219 anterior, seguramente admitirá que realmente no cree que el hombre se convierta en Dios. También seguramente admitiría que es herético creer y defender que el hombre se convierte en Dios. Este ejemplo nos muestra que no podemos defender o aplicar una declaración errónea que un santo o un papa (en una capacidad falible) pudieron hacer, que exagera algo de una manera que contradice el dogma católico. Si defendemos declaraciones tan erróneas, que contradicen la enseñanza infalible de la Iglesia, nos convertimos en herejes. Este es exactamente el caso con algunas citas sobre María como Corredentora. Los que hicieron tales declaraciones estaban simplemente equivocados; estaban exagerando falsamente el papel absolutamente único de María en nuestra salvación. Tome la siguiente cita, por ejemplo.
En defensa de la idea de Corredentora, Dennis M. cita a Pío XI (sin ninguna referencia, por cierto):
Pío XI: “[Ustedes, jóvenes, peregrinos españoles, deben] imitar el pensamiento y deseos de María Santísima, nuestra Madre y nuestra Corredentora: también ellos deben hacer un gran esfuerzo para ser corredentores y apóstoles, siguiendo el espíritu de la acción católica…”.
Este es un ejemplo de una declaración errónea de Pío XI; es similar al caso de San Luis de Montfort arriba. Incluso en estas palabras de Pío XI, podemos ver que su declaración de que María es Corredentora es errónea. Esto se demuestra porque dice que también debemos ser CORREDENTORES. Entonces, de acuerdo con esta cita que Dennis M. da, ¡todos somos Corredentores! Pero esto es claramente falso. Esto nos muestra de nuevo que la idea de que María es Corredentora es teológicamente indefendible. La gente necesita comprender el concepto de que, solo porque nuestra Señora (de una manera única) y la Iglesia ayudan a dispensar las gracias de la Redención, no los convierte en nuestros Corredentores. Vemos esto claramente en la próxima cita.
Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi, #6, 29 de junio de 1943: “… [Cristo] quiso hacerlo por medio de una Iglesia visible en que se reunieran los hombres, para que todos cooperasen, con Él y por medio de aquélla, a comunicarse mutuamente los divinos frutos de la Redención. Porque así como el Verbo de Dios, para redimir a los hombres con sus dolores y tormentos, quiso valerse de nuestra naturaleza, de modo parecido, en el decurso de los siglos se vale de su Iglesia para perpetuar la obra comenzada”.
En esto vemos claramente que todos pueden cooperar en la administración de las gracias de la Redención, pero que solo Cristo es el Redentor. En resumen, por lo tanto, la cita anterior de Pío XI era simplemente errónea e indefendible. Él afirmó erróneamente que todos los que están dispensando y ayudando a llevar a cabo el trabajo de la Iglesia son corredentores. Nuestra Señora desempeñó un papel absolutamente único en la Encarnación y está involucrada en nuestra salvación como ninguna otra criatura, pero ella no es la Corredentora.
San Pablo dice en Colosenses 1, 24: “Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”.
San Pablo dice que sus sufrimientos compensan lo que falta en los sufrimientos de Cristo por la Iglesia. Ahora, no faltaba nada en los sufrimientos de Cristo, que eran superabundantes para la salvación del mundo. Pero la Pasión de nuestro Redentor no salvó nuestras almas por nosotros; abrió las puertas del cielo al hombre (con la oportunidad de salvación) que antes estaban cerradas. Aún tenemos que cumplir Su voluntad, soportar pruebas, sufrimientos y tribulaciones. Trabajando a través de estas pruebas y sufrimientos y ofreciéndolos, así como también trabajando por la salvación de las almas a través de la oración, el trabajo, etc., podemos obtener gracias para nosotros y para otros dentro y fuera del Cuerpo de Cristo. Ese es el significado de la declaración de San Pablo de que él suple aquellas cosas que faltan en los sufrimientos de Cristo. Por lo tanto, mi punto es que si la cooperación en la dispensación de las gracias de la Redención constituyera ser un Corredentor, entonces también deberíamos llamar a San Pablo Corredentor. Pero solo hay un Redentor, Nuestro Señor Jesucristo.
Dennis M. también cita a Benedicto XV (de nuevo sin ninguna referencia):
BENEDICTO XV: “De tal modo, juntamente con su Hijo paciente y muriente, María padeció y casi murió. Ella, por la salvación de los hombres, abdicó de los derechos maternos sobre su Hijo, y le inmoló, en cuanto de Ella dependía, para aplacar la justicia de Dios, que puede con razón decirse que Ella redimió al género humano juntamente con Cristo”.
Esto no es infalible y es simplemente incorrecto. Contradice directamente el Concilio de Florencia y Trento, que definen infaliblemente (sin posibilidad de error) que solo Cristo redimió al género humano. La Santa Iglesia Romana firmemente cree y predica que SOLO Cristo nos redimió.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Cantate Domino, 1441, ex cathedra: “La sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree, profesa y enseña que nadie concebido de hombre y de mujer fue jamás librado del dominio del diablo sino por merecimiento del que es mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Señor nuestro; quien, concebido sin pecado, nacido y muerto AL BORRAR NUESTROS PECADOS, ÉL SOLO POR SU MUERTE DERRIBÓ AL ENEMIGO DEL GÉNERO HUMANO y abrió la entrada del reino celeste, que el primer hombre por su propio pecado con toda su sucesión había perdido...” (Denzinger 711).
Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 25, De la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y sobre las sagradas imágenes, ex cathedra: “... los santos que reinan juntamente con Cristo ofrecen sus oraciones a Dios en favor de los hombres; que es bueno y provechoso invocarlos con nuestras súplicas y recurrir a sus oraciones, ayuda y auxilio para impetrar beneficios de Dios por medio de su Hijo JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR y Salvador... Ahora bien, si alguno enseñare o sintiere de modo contrario a estos decretos, sea anatema” (Denzinger 984-987).
Entonces, así como aquellos que defenderían obstinadamente la declaración de San Luis de Montfort de que el hombre se convierte en Dios (lo que es, en sentido estricto, herético) se convertirían en herejes, de la misma forma aquellos que defienden obstinadamente las declaraciones erróneas de ciertos individuos (en capacidades falibles) de que María es Corredentora (después de ver las definiciones dogmáticas anteriores) son herejes.
En la bula Ineffabilis Deus del Papa Pío IX , en la que definió el dogma de la Inmaculada Concepción, encontramos una excelente síntesis del papel único de María. [Cabe señalar que las muchas páginas de Ineffabilis Deus que preceden a la definición dogmática real al final de la bula no son per se infalibles como las definiciones de Trento y Florencia; sin embargo son importantes e instructivas.] En estas páginas vemos a Pío IX distinguiendo claramente entre María y su papel y el de Jesucristo, el Redentor.
Papa Pío IX, Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854: “… con este divino oráculo [profecía, Gén. 3, 15], fue de antemano designado clara y patentemente el misericordioso Redentor del humano linaje, es decir, el unigénito Hijo de Dios Cristo Jesús, y designada la santísima Madre, la Virgen María, y al mismo tiempo brillantemente puestas de relieve las mismísimas enemistades de entrambos contra el diablo. Por lo cual, así como Cristo, mediador de Dios y de los hombres, asumida la naturaleza humana, borrando la escritura del decreto que nos era contrario, lo clavó triunfante en la cruz, así la santísima Virgen, unida a Él con apretadísimo e indisoluble vínculo hostigando con Él y por Él eternamente a la venenosa serpiente, y de la misma triunfando en toda la línea… María estuvo eternamente en completa y absoluta oposición a Satanás, ya que con y por medio de su Hijo el Redentor, la Mujer debía compartir íntimamente el completo triunfo redentor sobre Satanás”.
Nótese que Pío IX enfatiza que el rol de María fue tan único e importante que fue indicado proféticamente. También indica que ella comparte el triunfo redentor; sin embargo, él identifica a Cristo solo como “el misericordioso Redentor del humano linaje”. Más adelante, en una confirmación adicional de este punto, Pío IX declara específicamente que María fue redimida de una manera especial por Cristo.
Papa Pío IX, Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854: “Mas todos saben con qué celo tan grande fue expuesta, afirmada y defendida esta doctrina de la Inmaculada Concepción de la Virgen Madre de Dios por las esclarecidísimas familias religiosas y por las más concurridas academias teológicas y por los aventajadísimos doctores en la ciencia de las cosas divinas. Todos, asimismo, saben con qué solicitud tan grande hayan abierta y públicamente profesado los obispos, aun en las mismas asambleas eclesiásticas, que la santísima Madre de Dios, la Virgen María, en previsión de los merecimientos de Cristo Señor Redentor, nunca estuvo sometida al pecado, sino que fue totalmente preservada de la mancha original, y, de consiguiente, redimida de más sublime manera”.
María fue redimida de una manera especial y sublime; ella no es el Redentor o Corredentora. Además, Pío IX identifica específicamente a Cristo solo en este contexto como “Cristo Señor Redentor”, y no a María como una Corredentora. E incluso si Pío IX llamara a María “Corredentora” en esta parte de la bula que no es infalible y dogmática (lo que no hizo), él simplemente habría estado hablando erróneamente y en contradicción con las definiciones infalibles de Trento y Florencia arriba.
María nos lleva a Jesús de una manera que nadie más puede, pero ella no es el Redentor; ella es la Madre del Redentor.
Papa Pío XI (+1931): “Ella es la Madre de Dios; por lo tanto, cualquier privilegio (en el orden de la gracia santificante) que ha sido otorgado a cualquiera de los santos, ella lo obtiene más que todos. Por lo tanto, ¿por qué los reformadores y no pocos no católicos condenan amargamente nuestra piedad hacia la Virgen Madre de Dios, como si estuviéramos retirando la adoración debida a Dios solo? ¿No lo saben, o no consideran atentamente que nada puede agradar más a Jesucristo... que deberíamos venerarla como merece…?” (Lux Veritatis, #42).
Papa Pío XI, Lux Veritatis, #45, 25 de diciembre de 1931: “... que ella, porque dio a luz al Redentor de la humanidad, también es, en cierto modo, la madre más tierna de todos nosotros...”
CONCLUSIÓN SOBRE CRISTO COMO ÚNICO REDENTOR
Con estos hechos en mente, podemos ver la enseñanza de la Iglesia católica de que SOLO Cristo es nuestro Redentor. La idea de que María es una Corredentora es una herejía, aunque muchos puedan confundirse al respecto de buena fe hasta que vean las definiciones dogmáticas específicas anteriores que la contradicen. En ese punto todos deben rechazar esta noción. Aquellos que obstinadamente insisten en que María es una Corredentora no solo contradicen el dogma católico, sino que deshonran a la Iglesia católica ante los protestantes. Les dan a los protestantes una oportunidad de afirmar que la Iglesia católica cree en más de un Redentor, y que la Iglesia no es realmente fiel a la verdad de Jesucristo. La verdad es que solo la Iglesia católica es bíblica y fiel a las verdades de Jesucristo, lo que incluye que solo Él es el Redentor.
Papa Pío XI, Lux Veritatis, #36, 25 de diciembre de 1931: “... esta Iglesia romana, en la que sola se cree a Cristo con una fe completa y perfecta, se adora con el culto sincero de la adoración y se ama con la llama perpetua de la caridad ardiente”.
Por supuesto, solo la Iglesia católica también es fiel a esas muchas verdades acerca de nuestra Señora. El dogma de que solo nuestro Señor Jesucristo es nuestro Redentor no resta valor ni disminuye el papel increíblemente único de nuestra Señora en la salvación de las almas y en la Encarnación; y no disminuye la necesidad de tener devoción por ella. Por el contrario, entender y creer que nuestra Señora no es Corredentora, aumenta la pureza de nuestra devoción a ella, porque aumenta la pureza de nuestra fe en Jesucristo; aumenta la pureza de nuestra fe en la Verdad y nuestra comprensión del verdadero papel de nuestra Señora.
Dennis M. nos atacó por defender la enseñanza de la Iglesia. Al hacerlo, atacó específicamente como “protestante” lo que Trento definió exactamente. Observe cómo Dennis M. repitió palabra por palabra la enseñanza de Trento y la calificó de protestante. Observe las partes en negrita y subrayadas:
Dennis M .: “A continuación, la publicación de una pregunta en su sitio web, con la respuesta de los Dimond que revela una interpretación muy “protestante fundamentalista” acerca de Nuestro Bendito Señor como nuestro único Redentor sin el papel de nuestra Señora”.
Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 25, De la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y sobre las sagradas imágenes, ex cathedra: “... JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR... Ahora bien, si alguno enseñare o sintiere de modo contrario a estos decretos, sea anatema” (Denzinger 984-987).
¡Uno puede ver que describió la enseñanza de Trento palabra por palabra y la calificó de “protestante”! Ya que esto fue después de que Dennis M. leyó la enseñanza dogmática de Trento que nosotros simplemente reiteramos, esto demuestra que él es un hereje de mala voluntad que insulta el dogma católico. Si fuera de buena voluntad, se habría dado cuenta de que su punto de vista de que María es Corredentora es falso y contradicho por Trento; se habría dado cuenta de que estamos basando nuestra posición directamente en dogmas definidos e infalibles; y habría enmendado su posición para ajustarlo a este dogma. En cambio, atacó esta enseñanza porque quería dar la falsa impresión de que nosotros atacamos a nuestra Señora –como una forma falsa y muy deshonesta de lanzarnos un golpe– cuando en realidad estamos defendiendo a nuestra Señora cuando decimos la verdad sobre ella y su Hijo, el Redentor.
Otra persona que había sido influenciada por el hereje Dennis M. nos escribió y dijo que somos falsos maestros por decir que María no es Corredentora. Esta persona tampoco tiene fidelidad a la enseñanza católica y, si hubiera sido de buena voluntad, habría visto que está negando la enseñanza infalible de Trento. Pero como él –igual que Dennis M.– no cree realmente en las enseñanzas infalibles de la Iglesia, y solo se preocupa por las apariencias, él es muy superficial y deshonesto; de modo que si no aceptas nada de lo que alguien dice sobre nuestra Señora (incluso si contradice la enseñanza católica), es como si estuvieras atacando a nuestra Señora. A ellos no les importa la verdad de la afirmación o la autoridad infalible en la que se basa, sino solo la impresión que se da. Todas estas personas son deshonestas y despreciables. Para usar las palabras de San Luis de Montfort: “Unos y otros son falsos devotos, en nada aceptos a Dios ni a su santísima Madre” (Tratado de la verdadera devoción a María #103)
Me recuerda a un hereje del novus ordo con quien estaba discutiendo la apostasía del Vaticano II. Para exponer la apostasía del Vaticano II, cité muchas escrituras [bíblicas] que lo condenaban; en respuesta, ella dijo que yo no sonaba como una persona de su religión, porque su religión también acepta la Tradición. En otras palabras, si uno cita las Sagradas Escrituras, uno es un protestante. Luego procedí a citar cosas de la Tradición y el Magisterio católico contra la apostasía del Vaticano II. Le dije que la razón por la que no comencé con eso fue porque no creía que ella estuviera familiarizada con el Concilio de Florencia, etc. Pero mi punto es que hemos llegado al punto de que cuando uno enfatiza la Sagrada Escritura (que es católica) o los dogmas acerca de Nuestro Señor Jesucristo, los falsos católicos lo acusan a uno de ser protestante.
Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 25, De la invocación, veneración y reliquias de los Santos, y sobre las sagradas imágenes, ex cathedra: “... los santos que reinan juntamente con Cristo ofrecen sus oraciones a Dios en favor de los hombres; que es bueno y provechoso invocarlos con nuestras súplicas y recurrir a sus oraciones, ayuda y auxilio para impetrar beneficios de Dios por medio de su Hijo JESUCRISTO SEÑOR NUESTRO, QUE ES NUESTRO ÚNICO REDENTOR y Salvador... Ahora bien, si alguno enseñare o sintiere de modo contrario a estos decretos, sea anatema” (Denzinger 984-987).
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Cantate Domino, 1441, ex cathedra: “La sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree, profesa y enseña que nadie concebido de hombre y de mujer fue jamás librado del dominio del diablo sino por merecimiento del que es mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Señor nuestro; quien, concebido sin pecado, nacido y muerto AL BORRAR NUESTROS PECADOS, ÉL SOLO POR SU MUERTE DERRIBÓ AL ENEMIGO DEL GÉNERO HUMANO y abrió la entrada del reino celeste, que el primer hombre por su propio pecado con toda su sucesión había perdido...” (Denzinger 711).
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