18 ene 2020

18 OCTUBRE DE 2019 CHILE… LA REVOLUCIÓN DEFINITIVA


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METODOLOGÍA DE ANÁLISIS PARA LA DECODIFICACIÓN IDEOLÓGICA DEL PROCESO REVOLUCIONARIO MODERNO

18 OCTUBRE DE 2019

CHILE…
LA REVOLUCIÓN DEFINITIVA I/III


Marcha por los derechos humanos, Morande esquina moneda, 11 de Septiembre de 2000.

PRIMERA PARTE


DECODIFICACIÓN Y ANÁLISIS DEL NUEVO MODELO REVOLUCIONARIO ACTIVADO EN SU ULTIMA ETAPA EN CHILE Y SUDAMÉRICA DESDE FINES DEL 2019.


TEXTOS: José L. Uribe Fritz.
DIAGRAMACIÓN: Eduardo Beltran R.
IMÁGENES: Centro de Estudios Nacionalistas.


INTRODUCCIÓN



La verdad, debe ser proclamada tanto más fuerte y firmemente, cuanto mayor es la gravedad del asunto al que se enfrenta”.






¿A QUE NOS ENFRENTAMOS LOS CHILENOS DESDE EL 18 DE OCTUBRE DE 2019?” . ¿Con que nombre podríamos designar, hacer referencia, definir y catalogar los acontecimientos que se desataron y aún continúan desarrollándose con una violencia y magnitud inusitada en Chile y otros países de la América Hispana? El origen del planteamiento para estas interrogantes fundamentales nos viene dada por una norma de deducción aristotélica: Nadie puede establecer los alcances de una materia en discusión, si primero no ha establecido la naturaleza de la materia en discusión”. A su vez, la respuesta para esclarecer estas inquietudes nos viene de la perenne necesidad humana de comprender la realidad de la cual forma parte. Es decir, de asumir como cierto y verdadero todo aquello que acontece en su entorno y es verificable de manera irrefutable y segura. De este modo, la circunstancia de utilizar determinadas palabras para designar a los seres u objetos que existen tanto en la realidad como en el pensamiento, equivale a reconocer que el nombre o sustantivo por medio del cual denominamos todas las cosas y las personas, obedece a un tipo de palabras cuyo significado determina la naturaleza de las cosas o personas objeto de conocimiento. El simple acto de llamar a algo por su nombre, pone en evidencia su misma esencia, pues es lo que lo define y hace posible que sea inteligible. En consecuencia: ¿Es correcto dar el nombre de “estallido social” como apelativo que designa la verdadera naturaleza de los violentos hechos que vienen ocurriendo desde el 18 de octubre de 2019?. Más aún, la descripción que hacemos de las cualidades inherentes a la naturaleza de las cosas, ya sea concreta o abstracta; la efectuamos por medio de “adjetivos calificativos”, que no solo hacen manifiesta una cualidad específica e inherente solo al sujeto objeto de conocimiento; sino que además al mismo tiempo, esa misma cualidad, determina o limita la extensión del mismo. Por lo tanto, ¿sería también exacto afirmar que la cualidad más relevante de este supuesto “estallido social” que lo limita y le da toda la extensión para su discusión y argumentación es la “crisis del modelo socio económico neo liberal”? Indudablemente está muy lejos de la realidad utilizar el nombre de “estallido social” para expresar la verdadera NATURALEZA de la serie de graves hechos de violencia que se sucedieron en Ecuador en septiembre, que en Chile continúan desde el 18 de octubre y en Colombia a partir del 21 de noviembre. Porque, como es de manifiesta y pública evidencia, estos hechos no solo escapan a la conducta normal de los considerados actores principales de ellos...los ciudadanos de las clases media y baja y porque además, no corresponden al lenguaje de las supuestas demandas sociales aridas como el elemento central del descontento de la “ciudadanía”. Desde el primer día quedó de manifiesto que ese “Chile despertó a las injusticias sociales”, no guarda ninguna relación con las elaboradas consignas ideológicas que dan cuenta de un proceso de movilización social que, instrumentalizado en su mismo origen y fin por la izquierda chilena e internacional, es claro que más allá de la consigna de las reivindicaciones sociales”, hunde sus tentáculos en las marañas de un elaborado plan ideológico para cambiar la sociedad chilena desde su raíz (“refundar Chile”). Lo correcto sería entonces, pues es lo políticamente evidente, dar el nombre de “proceso ideológico y revolucionario” a lo que nos afecta, no desde el 18 de octubre; sino que desde hace décadas atrás y que ha venido decantando en sus fases hasta llegar al presente bajo la etapa de insurrección “final y total”, con la que se quiere cerrar este proceso neo revolucionario.

No es fácil hacer una afirmación como ésta y menos todavía, que sea comprendida por la mayoría de la sociedad, pues esta carece de la necesaria formación política que les permita el uso del lenguaje adecuado y necesario para decodificar correctamente la naturaleza de los actos y protagonistas del proceso revolucionario insurreccional en curso. Puesto que además, la capacidad de reacción frente a un hecho político, siempre está determinada por la comprensión ideológica del mismo, el objetivo del presente ensayo es desarrollar específicamente en la primera parte, un método de investigación que nos permita adquirir las herramientas necesarias para ir eliminando, en primer lugar, errores conceptuales tanto de la política en si misma, como también de la ideología neo marxista como inspiradora y ejecutora de la revolución que nos afecta, para poder así entenderla en su esencia, forma y alcances; de manera que pueda generarse la necesaria oposición plenamente informada a sus postulados y objetivos. Generalmente estos errores conceptuales en política, son el sustrato de yerros y confusión no solo en el hombre común. También son evidencia de la miopía profesional y horizonte infranqueable por la falta de rigor intelectual, de todos aquellos teóricos de escritorio incapaces de profundizar y relacionar las ideas políticas desde su fuente abstracta primigenia (ideología), a la acción práctica llena de sentido (praxis revolucionaria), que constituye sus más variadas formas de expresión y cuyo devenir en el tiempo -establece un proceso concreto- desde donde fluye la dinámica doctrinaria que produce el movimiento político, cultural y social en el sentido de buscar alcanzar un fin ideológico preestablecido y que no es otro, para la revolución; que reorientar la sociedad por un nuevo cauce, previa aniquilación de su lecho histórico original.

H. Belloc, el gran observador de los procesos culturales que formaron a Occidente, ya dio cuenta de esta miopía en su tiempo, al señalar que la actividad intelectual obliga ineludiblemente a tomar posición detrás de una definición. Pero, “toda definición implica esfuerzo mental, y por lo tanto, repugna”. Y si hoy en día estuviera entre nosotros más que en su propio tiempo, tendría los motivos suficientes para seguir afirmando, que “el lenguaje de los hombres está saturándose de expresiones que denotan en todas partes un desprecio por el uso de la inteligencia”. O como afirma Spengler, cuando alude a la decadencia de las culturas señalando como claro síntoma de esta decrepitud, que precisamente “se renuncia entonces a toda demostración; los hombres quieren creer, no analizar. La investigación crítica deja de ser un ideal del espíritu”.

Se necesita mucha capacidad de discernimiento para decodificar la realidad presente en su justa esencia y el criterio de apreciación de los conflictos sociales, debe ser muy elevado si le adjudicamos un origen ideológico de izquierda. Más todavía, si los hechos que consignaremos, provienen de una izquierda que aparentemente no tiene la fuerza de antaño y que supuestamente aceptó de buena gana, no solo su fracaso ideológico, sino que además, desenvolver su renovada actividad política dentro de las reglas de la “democracia”. De esta forma, dicho criterio tiene que estar informado de manera responsable. Pero… ¿Dónde encontrar esa información? ¿Bajo qué parámetros comprobar su veracidad? El desconcierto que provocan las violentas e inéditas manifestaciones revolucionarias del presente, es evidente en quienes tienen buena fe y un sentido común despierto. Ellos presienten que en lo colindante de ciertas conductas que identifican a grupos sociales heterogéneos y hasta antagónicos; hay un discurso, un lenguaje, un argumento, una consigna, una acción y un propósito, que va más allá de lo meramente social, económico o cultural. No obstante, el nexo causal político-ideológico que se intuye, no es tan explícito ni se puede poner de manifiesto con la obviedad del examen racional, porque simplemente no se poseen las categorías del pensamiento imprescindibles para elaborar el argumento necesario que pruebe, demuestre y relacione. ¿Con que o con quien entroncar las ideas y la praxis de este “nuevo socialismo”? ¿Dónde encontrar esos organismos estatales, sociales o partidistas, que nos muestren que desde allí, es posible desenrollar el hilo ideológico que explique satisfactoriamente la raíz de la acción política revolucionaria que nos afecta?

Lo cierto es que la mayoría de los chilenos “despertó”...pero despertó a la realidad de un violento acontecer revolucionario, e insistimos en esto majaderamente; el que bajo ninguna de sus facetas actuales puede ser constreñido o confundido, con la inmediatez de la política coyuntural en su origen -crisis del modelo socio económico liberal”- y su formalidad - crisis social”- que son los conceptos con que artifisiosamente nos los justifica y define la izquierda. Recalcamos que su data es de largo plazo, que no descansa sobre ninguna crisis social o de cualquier otro tipo; sino sobre un “conflicto ideológico” planteado bajo los términos dialécticos de la ideología neo marxista y que esta afirmación reposa sobre pruebas que están a la vista para quien quiera profundizar en un análisis concorde a la evolución ideológica de los hechos. Sucede así, una circunstancia digna de mencionar por lo coincidente. Durante la fase previa al abandono del modelo revolucionario bolchevique que dio origen a la ex U.R.S.S. y época de las grandes gestiones de revisión crítica del socialismo tipo “soviético”; Y. Andropov afirma: Ha sucedido un fenómeno curioso. Precisamente cuando la realidad soviética se ha hecho, por una serie de motivos, más accesible ha occidente, éste ha empezado a entender menos”. Más tarde, en la misma linea argumentativa, ya en plena marcha de las reformas y en vías claras de abandono del modelo bolchevique por parte del P.C. de la ex U.R.S.S., M. Gorvachov asegura: “En occidente hay quienes creen que las reformas que hemos implementado son para dejar de ser socialistas. Que no se equivoquen, pues estas reformas no son para dejar de ser socialistas sino para profundizar nuestro socialismo”.
Por su parte, el socialismo chileno enfrascado en su propio proceso de renovación, afirma en sus documentos de discusión interna en el año 1986: “Así, el partido de la hora presente y del futuro será uno que asume la teoría marxista como un método de interpretación de los fenómenos sociales, sujeto a la permanente confrontación y corrección con la realidad”. Antes aún, en “Los Textos de la Renovación Socialista. El Socialismo Chileno Rescate y Renovación” editados por el Instituto para EL NUEVO CHILE” en 1983; Jorge Arrate preguntado sobre el proceso de convergencia socialista señala: “Su objetivo es reimplantar la idea socialista en la sociedad chilena, en el marco de un proyecto de largo alcance, profundamente transformador, y cuyas bases ideales se conformarán por el encuentro y desarrollo de todos aquellos valores comunes al socialismo marxista y libertario...”.
Pongamos ahora de manifiesto, no una sino varias circunstancias “coincidencias”. Primero, la renovación de las ideas o el ideario socialista, tanto en Chile como en la ex U.R.S.S., no es para abandonar “ese ideario” sino para profundizarlo, depurarlo de sus errores de praxis y volver a implantarlo en las sociedades y lograr el ansiado tránsito hacia el “comunismo”. Segundo, el hito fundacional para la renovación del marxismo por allá por los años veinte en Alemania, se gestó a partir de la creación de instituciones específicamente creadas para “repensar el marxismo”. La primera de ellas se llamó originalmente “Instituto para el Nuevo Marxismo”. El que con posteridad mudará su nombre por el de “Escuela de Frankfurt”. Su fin era re-implantar un comunismo reformulado” en las masas proletarias de Europa Occidental de tal manera, que pudiera ser asimilado por unas masas que hasta entonces habían sido muy poco permeables al comunismo materialista ateo y a la lucha de clases. En Chile, se funda en el exilio el “Instituto para el Nuevo Chile” y su objetivo es la renovación del socialismo chileno para re-implantar el socialismo en Chile. Tercero, en el caso de nuestro país, se pone de manifiesto aquí la idea de proceso ideológico y revolucionario en la continuidad de las concepciones teórico doctrinarias que impulsan la acción de la izquierda en general: “EL NUEVO CHILE” de los años 80 y el “REFUNDAR CHILE” del 2019. Sin embargo, lo que media ideológicamente” entre las décadas de los setenta y ochenta y este fatídico año en curso, es tierra ignota para la mayoría de los chilenos. Desconocen, precisamente cuando fue más visible, que el proceso de renovación socialista chileno, “Siguiendo el principio marxista de “revolución permanente” y el principio leninista de “revolución ininterrumpida”, e indicando que “el gran salto no es económico” (…) sino político-cultural”, el neo socialismo chileno en los “Cuadernos de Chantilly” sentencia explícitamente: “tiempos de cruzada. Sin plazos, la meta es transformar de raíz la mentalidad”. La consigna que ilustra esta introducción, “revolución solo es hacer”, da cuenta de uno de esos aspectos tan desconocidos de este nuevo modelo revolucionario que ha simplificado ideológicamente la práctica revolucionaria. “Revolución solo es hacer” equivale a la acción directa. A la revolución en un solo paso. A “tomar...ocupar...usar y expropiar”, como lo reproducen las paredes, los panfletos del grupo terrorista “Movimiento Juvenil Lautaro” y los “fanzines” de matriz ácrata desde los años 90. Es el pueblo haciendo la revolución de manera directa...“sin partido”. Sin leyes consagradas a legitimar dicha expropiación y uso, pero que serán consagradas después cuando la revolución haya cerrado su último ciclo. Tal es la evidencia que podemos observar en el proceso revolucionario venezolano y que claramente ha señalado en nuestro país el Senador Guido Girardi: se va a terminar el rol subsidiario del Estado, o sea, terminar una sociedad donde la propiedad privada está por sobre cualquier otro valor”.

Por otro lado, el despertar de los chilenos a este proceso revolucionario, es netamente formal y se debe a una circunstancia ajena a su propia acción, acción además que ha sido a lo largo de estos años extremadamente irresponsable y desidiosa. En efecto, esta circunstancia ha sido el hecho manifiesto que desde el mismo 18 de octubre la izquierda chilena ha abierto el manual de la vía armada al poder”. Y aunque para la mayoría el tipo de violencia revolucionaria y su objetivo no es claro, pues corresponde a una nueva forma revolucionaria de guerrilla urbana (revolución molecular disipada), basta el simple hecho de la violencia por si misma para que la mayoría de las personas hayan reaccionado al peligro ideológico de la izquierda y su discurso de una nueva constitución a partir de una asamblea constituyente. Pero esta violencia mal entendida como lo es realmente, ha llevado a un error garrafal en la apreciación del proceso revolucionario y una reacción que si bien es positiva, no es del todo firme como para sentar una resistencia ideológica contra revolucionaria que se pueda proyectar en el tiempo. El error garrafal mencionado, es la falsa apreciación de que en Chile el 18 de octubre comenzó un proceso revolucionario. Basta para desmentir este despropósito señalar el hecho histórico de que ninguna revolución ha comenzado en la calle, sino al contrario...han terminado su proceso en la calle. La revolución política madre, de la que son herederos los comunistas y cuyos postulados en su forma más radical estos nos quieren obligar a aceptar; la sanguinaria Revolución Francesa; comenzó décadas antes con un proceso socio-cultural que fue divulgado por toda Francia y se consolida al final políticamente en la calle con la toma de la Bastilla. La otra gran revolución, la bolchevique, también comienza décadas antes y culmina en la calle con la toma del Palacio de Invierno. Y sin duda, de no mediar la heroica resistencia de CARABINEROS DE CHILE, el “octubre rojo” chileno hubiera terminado en la calle con la toma del palacio de la Moneda. Los revolucionarios más calenturientos tuvieron esa idílica imagen y objetivo en sus mentes en su momento y así lo hicieron saber. El diario digital de izquierda “Werken Rojo” en los primeros días del estallido revolucionario, sentencia: “Estamos en guerra. Sí, así de claro, estamos en guerra en contra del régimen, del capitalismo y sus sirvientes. Hemos salido a luchar y no dejaremos las calles hasta derribar el gobierno y hacernos de él”.

Para cerrar esta introducción y entregar las últimas consideraciones, volvemos a plantear la pregunta inicial; “¿A QUE NOS ENFRENTAMOS LOS CHILENOS DESDE EL 18 DE OCTUBRE DE 2019?” . No precisamente a una revolución en regla como las que llevaron al poder a los revolucionarios en Francia y Rusia, ni mucho menos esta neo revolución ha comenzado en nuestro país el 18 de octubre de 2019 como ya lo señalamos. Muchísima agua ha corrido bajo el puente desde esas sanguinarias fechas y para nosotros desde la Unidad Popular y su intento de consolidación de una sociedad chilena comunista. Aunque en lo fundamental nada ha cambiado en cuanto a los objetivos y el fin revolucionario que perviven incólumes. Por eso, la tesis central de este trabajo a demostrar y probar, es la siguiente: “los chilenos nos enfrentamos a un nuevo modelo revolucionario que dada la radicalidad en la reformulación de sus postulados ideológicos y nueva praxis revolucionaria, es infinitamente más grave, más sutil y más complejo que el que vivieron nuestros padres en la Unidad Popular... lo que lo hace definitivo. En lo que respecta a nuestro país, esta nueva revolución fue planificada por la izquierda en el exilio en los años 70 y 80 e implementada por medio de un proceso cultural y social desde el primero de los gobiernos de la Concertación. Por lo tanto, ahora nos enfrentamos -nunca será suficiente reiterar esto- al ciclo definitivo que pretende cerrar políticamente” el proceso revolucionario de “traspaso del poder” y no a un simple y falso “estallido social” cuyas causas no son ni la desigualdad ni la injusticia social. Lo que confunde sin duda, es que lo que está empujando esta transformación política radical, sea una forma de violencia inédita y desconocida y que por lo mismo, desconcierta. Pero que no es más que la reformulada “vía armada al poder” de este nuevo modelo revolucionario.
Sin embargo, para una ínfima minoría de chilenos existe el conocimiento y la certeza de que lo medular de la verdadera revolución no está en las calles y que fatídicamente… ya ha ocurrido. Si bien es cierto los breves antecedentes que hemos expuesto nos bastan para ilustrar esta afirmación y sentar la idea de “proceso ideológico y revolucionario”, repetimos que sus aspectos más decisivos ya fueron inoculados desde hace décadas y lo siguen siendo, a toda la sociedad chilena y lo más grave… sin oposición ideológica alguna. Es así, que un claro ejemplo para ilustrar esta reacción a las formalidades contingentes de la revolución y no a su esencia ideológica y menos a su proceso; es el proyecto anunciado por el MINEDUC para sancionar el “adoctrinamiento político en los colegios” en noviembre de 2019. Y este proyecto netamente “reaccionario y contingente”, nace de las denuncias de apoderados con respecto a los “cánticos” enseñados por profesores a sus pequeños alumnos. La ignorancia y la confusión aquí es tan evidente, que es el mayor ejemplo de lo inoperante e irresponsable de nuestra clase política dirigente que ocupa los cargos del gobierno nacional y que ha sido incapaz de frenar la violencia revolucionaria. Por lo tanto, mal le podríamos pedir que se enfrente con las categorías ideológicas adecuadas, a un proceso ideológico que no entiende. Es realmente irrisorio confundir una consigna callejera de la revolución normalizada” por la contingencia política, como “el pueblo unido jamás será vencido” con “adoctrinamiento ideológico”. Cuando en realidad, el verdadero adoctrinamiento ideológico sigue su curso en todos los textos de estudio de los colegios de Chile...desde hace décadas. Es así, que cualquier ciudadano medianamente informado sobre las nuevas categorías ideológicas del neo socialismo, puede encontrar estas mismas categorías en los textos de enseñanza pública, desde el mismísimo Pre-kinder. La democracia directa, las políticas de género, el consejismo, el comunitarismo como nuevo orden colectivo, el asambleismo, la ecología profunda, el derecho a la diferencia, el animalismo, los derechos humanos, etc. Campean a sus anchas sin que medie ninguna “denuncia al respecto”. No obstante estos antecedentes ideológicos plenamente verificables, con respecto al otro “antecedente” que el gobierno maneja y le preocupa, la consigna “ideológica el pueblo unido jamás será vencido”, le recordamos a la derecha chilena que esa misma consigna fue coreada por “el pueblo” a los pies de la Moneda el año 2013, cuando toda la izquierda renovada de Hispanoamérica y por supuesto toda la guerrilla; se dio cita en nuestro país para conmemorar el 30 aniversario del 11 de septiembre de 1973. Y que esa misma consigna cantada entusiastamente por los revolucionarios chilenos, fue completada por el guerrillero Daniel Ortega quien desde un balcón de la moneda les dijo: “No olviden la segunda parte...EL PUEBLO ARMADO JAMÁS SERÁ APLASTADO”. Acto seguido, el locutor que oficiaba también su papel revolucionario, despidió a los asistentes a tan magno evento, diciéndoles: “y recuerden, en la noche las poblaciones son nuestras”. En resumen, hay quienes somos parte de esa ínfima minoría de chilenos que no calificamos como reaccionarios sino anticomunistas y chilenos patriotas de tomo y lomo y que venimos combatiendo y denunciando este nuevo proceso revolucionario desde sus fuentes mismas de renovación y propagación por un espacio de tiempo que ya supera los 20 años. Porque, que duda cabe, la revolución en su aspecto más peligroso, sutil y desconocido, el cultural; se ha introducido a nuestros hogares en los textos de estudio de nuestros hijos y hay quienes desde hace años como padres, venimos dando la pelea para sacar de la cabeza de nuestros hijos todas sus categorías explícitas en ellos. Es por eso, que consideramos que no se puede abordar este proceso revolucionario sin una metodología analítica mínima que decodifique adecuadamente y ponga en su lugar, cada idea, acto y etapa de este proceso a lo largo de estos años, para así llegar a dar la luz conveniente a los graves hechos revolucionarios que nos agobian y que comenzaron el 18 de octubre pasado y que a fin de cuentas, son simplemente su desgraciada culminación. Es así, que la primera parte de este análisis se enfoca en este punto. Y recibe el nombre de contextualización político metodológica del nuevo proceso revolucionario”. La segunda parte, ya con una cierta metodología analítica básica, analiza los hitos más importantes del proceso de renovación del comunismo en lo que hemos definido como “La revolución de siempre en el antiguo y nuevo modelo revolucionario”. Después de conocido el proceso y las principales categorías ideológicas de la renovación comunista, con estos antecedentes recién hacemos la “contextualización del origen del último ciclo revolucionario chileno”. Nombre que recibe la tercera parte. Y por último, en la cuarta parte y final de este análisis y decodificación, realizamos el “Análisis de la esencia ideológica y formalidad revolucionaria del último ciclo del proceso revolucionario chileno”.

Finalmente reiteramos que sabemos que hay que dar la lucha y resistir. Lo sabe ya todo Chile. Y si este gobierno inoperante ha sido incapaz de frenar como dijimos, la desquiciada violencia revolucionaria, pudiendo hacerlo y contando con todos los medios legales para hacerlo; nosotros con la foto que ilustra la portada de este trabajo, cumplimos con la tarea de demostrar la falacia e hipocresía de la “espontaneidad” de este falso estallido social, cuyo análisis profundizaremos en la tercera parte de este trabajo. Además, la razón de poner esta decidora foto como portada, es hacer patente que de lo que se trata aquí, es de desarticular la argumentación ideológica de la izquierda en el mismo plano en que ésta se da. Se debe combatir al enemigo ideológico, allí, donde precisamente obtiene sus mayores éxitos. Se debe pelear en el mismo terreno del que nace, por su propia acción, la base de su sostén político y llevar la guerra ideológica a una “simetría” de fuerzas, en donde una idea, una teoría y una acción; deban ser desarticuladas por otra idea, otra teoría y otra acción cien por ciento CONTRARREVOLUCIONARIA. José A. Primo de Rivera lo señaló claramente al enfrentarse a la sanguinaria República Socialista Española en los años 30 del siglo pasado: “Ante una amenaza revolucionaria, solo puede levantarse otra aspiración revolucionaria”. Pero hay que dar la lucha como lo plantea Mgr. Ketteler, el gran artífice que dio fructífera vida a la doctrina social de la Iglesia bosquejada por el Papa León XIII y que con su obra sentó las bases ideológicas de las cuales bebieron gran parte de los partidos y movimientos nacionalistas católicos del siglo XX para contra argumentar a la dialéctica comunista. Y su llamado a la lucha contra los corifeos de la revolución a partir de la correcta asimilación de su tiempo histórico, es un llamado que no ha perdido ni un ápice su vigencia: “Puesto que la lucha es necesaria, hay que combatir bien. Para ello es preciso ante todo conocer la época en que se vive y los caminos que hay que seguir y medios que hay que emplear en nuestro tiempo para que sea eficaz el combate por el derecho y la verdad. Cada época tiene su carácter particular, mientras que los grandes principios son siempre los mismos. El que no conoce los caracteres particulares de su tiempo, el que sólo se agita en el ambiente de los grandes principios, con frecuencia da golpes en el vacío, sin que su esfuerzo aproveche a sus contemporáneos”. Dios mediante, nosotros esperamos que nuestro esfuerzo plasmado en este trabajo, sea de provecho para nuestros compatriotas, de manera de que podamos enfrentar y rechazar con éxito este último asalto al poder por parte de los “sin Dios y sin Patria”. Para terminar, debemos tener siempre presente, que en política, nadie puede ser tan iluso como para pretender transformar la sociedad sin crear conflictos... y puesto que el conflicto es el ABC del manual revolucionario del comunismo, se le deben crear y oponer los necesarios “conflictos” que impidan lograr su objetivo de transformación total de nuestra sociedad.


¡LA PATRIA AL PODER! ¡VIVA CHILE!








1.- CONTEXTUALIZACIÓN POLÍTICO METODOLÓGICA DEL NUEVO PROCESO REVOLUCIONARIO.







REGLAS Y ESQUEMAS DE METODOLOGÍA ANALÍTICA


Existen en política, una variada serie de elementos, factores y reglas de procedimiento que constituyen el fundamento necesario para una correcta metodología analítica. Ante la imposibilidad de profundizar en el desarrollo de dichos elementos, mencionaremos algunos con el fin, de a grandes rasgos, sentar las bases para un básico, decisivo y adecuado método de intelección requerido, en orden a concebir, conocer, entender, descifrar, decodificar, distinguir, interpretar, juzgar, valorar y relacionar en su justa naturaleza, carácter, dimensión, objetivos, magnitudes, fines y alcances, las ideas y las acciones más relevantes del proceso revolucionario en curso en nuestro país. Algunas de estas reglas de metodología que es necesario tener presente siempre, son las siguientes.
1.-LA REVOLUCIÓN ES PERMANENTE Y DEBE SER POR LO TANTO ININTERRUMPIDA. De acuerdo a este principio ideológico marxista, se debe establecer desde un comienzo las bases del análisis sobre la existencia y el crecimiento evolutivo del cauce político, histórico y cultural, del proceso ideológico comunista, desde su origen hasta el presente (neo socialismo). Es decir, se debe proyectar la decodificación de las categorías ideológicas del análisis, dentro y a partir de la lógica interna del desarrollo del necesario proceso revolucionario que las origina, explica y justifica a lo largo del tiempo. De esta manera, se debe adoptar siempre el concepto de proceso ideológico y revolucionario permanente, como fuente de los conflictos ideológicos de la actualidad, descartando de este modo, la falsa “espontaneidad” de los mismos para conectarlos a su vez, dentro de la evolución programática de etapas y la superación de las mismas, que se producen por el perfeccionamiento y la reformulación táctico-estratégica de dichas etapas, dentro del constante devenir revolucionario en función del objetivo de construcción de una sociedad íntegramente socialista.
2.- LA MATRIZ IDEOLÓGICA DEL COMUNISMO Y SU FIN SON SIEMPRE LOS MISMOS. NO ESTÁN SUJETOS A TRANSFORMACIONES. SOLO A PROFUNDIZACIONES EN SUS CATEGORÍAS FILOSÓFICAS. Establecer el origen y la naturaleza -siempre inmodificable- de las ideas que son la matriz ideológica del proceso revolucionario y por tanto, el substrato subsistente de su dialéctica, de su teoría política, de su lenguaje conceptual, denominación organizacional y su praxis revolucionaria. Siempre sujetas estas últimas cuatro particularidades, a revisión y cambios, al confrontarlos en su eficacia para la transformación social. Lo que equivale a decir, que se deben mostrar como útiles y eficaces para implementar y consolidar la revolución. En consecuencia, se deben definir las áreas del pensamiento donde se ha reformulado una nueva teoría política, fuente a su vez, de nuevas prácticas revolucionarias.
3.-ESTABLECER LA NATURALEZA Y EL CARÁCTER DEL CONFLICTO IDEOLÓGICO. Por un lado; de acuerdo a su coyuntura formal en el presente (sumatoria de circunstancias, protagonistas y factores que inciden sobre él en un cierto momento histórico). Y por el otro; su relación con la etapa o ciclo que le corresponde dentro del proceso de acuerdo a la teoría política y su expresión revolucionaria, implementadas y adaptadas a las nuevas modalidades de la guerra revolucionaria que justifican el surgimiento de dicho conflicto.
4.- FACTORES SUBJETIVOS Y OBJETIVOS QUE INTERVIENEN EN EL CONFLICTO. Se deben hacer presente las propiedades y características de los factores objetivos (materiales: armas, cuadros políticos operativos, etc.) y subjetivos (espirituales: creencia, cosmovisión, cultura, etc.) que son connaturales a la matriz ideológica de los principales actores que intervienen como antagonistas en el conflicto, de manera de establecer las diferencias esenciales entre ellos, los planos o estadios donde se enfrentan (cultura, economía, moral, social, lucha armada, etc.) y los niveles de asimetría o simetría que se dan en estos distintos estadios de confrontación.
5.- DEFINIR LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA REVOLUCIONARIAS EN CURSO. Establecer los objetivos tácticos y estratégicos de la teoría y praxis revolucionaria (siempre sujetos a revisión y cambios) mediante los cuales se pretende alcanzar el fin ideológico último -SIEMPRE INMODIFICABLE- y decodificar su estructura formal de acuerdo al modelo revolucionario que las impulsa y sostiene en la actualidad.
6.- PROYECCIÓN DEL PROCESO REVOLUCIONARIO DE ACUERDO A SUS NUEVAS CATEGORÍAS IDEOLÓGICAS. Conocida y entendida la esencia y carácter del conflicto ideológico que activa el ciclo revolucionario, proyectar el proceso revolucionario en curso de acuerdo a los posibles escenarios de resolución del conflicto principal. Conflicto que es de por si, el eje del ciclo revolucionario y que se decidirá en una de sus dos vertientes naturales. Primero, de acuerdo al diseño propio implementado por el poder hegemónico de la vanguardia ideológica principal y los escenarios proyectados para su resolución de acuerdo a sus intereses. Segundo, de acuerdo a la re configuración de escenarios nuevos surgidos a partir de la calidad y cantidad de resistencia generada naturalmente como oposición al fin ideológico y a la “particularidad” de su “vía revolucionaria”. Lo que significa la reformulación y activación de nuevas tácticas que permitan superar los “sub conflictos” surgidos a partir de esa resistencia y que pudieran detener el proceso o en el peor de los casos desarticularlo.

7.- ESTABLECER LOS CÓDIGOS MEDIANTE LOS CUALES SE REPRODUCEN LAS CATEGORÍAS IDEOLÓGICAS DE LA REVOLUCIÓN. Situado y demostrado el proceso ideológico como fuente impulsora del proyecto de transformación de la sociedad, conocida y entendidas su teoría y praxis revolucionaria, se debe establecer cuales son y cual es, la naturaleza de los códigos mediante los cuales dicho proceso, en su práctica revolucionaria, se va desarrollando. Cabe recordar que todo proceso revolucionario marxista de transformación política, social y cultural, ya sea del antiguo o el nuevo modelo revolucionario; puede ser investigado y conocido por medio de sus códigos ideológicos. Y estos códigos se distribuyen en en cuatro grupos: "las ideas, los conceptos, los actos y los símbolos".


Todas estas reglas señaladas aquí, están implícitas en todo el documento presente. Por lo tanto, no es necesario abundar en explicaciones sobre ellas. Sino simplemente tomarlas como lo que son; puntos de referencia inamovibles e insustituibles por medio de los cuales establecer las premisas correctas para encauzar acertadamente el análisis político ideológico, independientemente del tipo de sociedad en que la revolución opere.
Sin embargo, una circunstancia es necesario tener en cuenta al momento de comenzar a proyectar el análisis a partir de estas reglas: el origen y la naturaleza de la información que se requiere procesar como materia prima del análisis mismo. Aquí es necesario distinguir tres centros como fuentes desde donde recabar la información requerida.
1.-Centros de gestión ideológica.
2.-Centros de transmisión política.
3.- Centros de propagación masiva.
Es de Perogrullo, que la información requerida para conocer, explicar y difundir los conflictos ideológicos a partir de la veracidad tanto de su origen como así mismo de su naturaleza y el fin que persiguen, no los encontramos jamás expuestos en toda su magnitud en los canales informativos “oficiales” de los medios de comunicación. Los que dicho sea de paso, no alcanzan a cubrir más que un escasísimo porcentaje del acontecer nacional y de todas las aristas de muy variada índole, que guardan una relación directa con el proceso revolucionario. Es de público conocimiento, que las noticias llegan al conjunto de la sociedad, a través de ellos, editadas de manera pre-fabricada. O lo que es lo mismo, ya procesadas, listas para ser “digeridas” y que su objetivo inmediato no solo es “desinformar” en el sentido de ocultamiento de la verdadera información, sino que al mismo tiempo, crear una opinión pública dirigida a aprobar determinadas y específicas “políticas”, a no cuestionarlas e inhibir respuestas naturales a cuestiones de índole ideológica de por sí...simplemente antinaturales. Como por ejemplo, el aborto, la eutanasia, las “nuevas sexualidades”, las “nuevas familias homoparentales”, etc. Esto último, debe ser entendido en la amplitud ontológica de lo natural y la ley que las rige. Es decir, desde la concreción existencial propia de los seres (el hombre como una unidad consubstancial de cuerpo y alma expresados en un hombre y una mujer), las cosas (la política como medio tendiente a asegurar los medios para los fines propios del hombre) y los organismos sociales (familias, naciones y gobiernos como accidentes substanciales propios del desarrollo de la naturaleza humana), en su especificación ya sea individual o colectiva, inferidas a partir del carácter propio o inherente a sus “esencias”, hasta el principio metafísico que las explica y la fuente espiritual que como causa primera las sostiene insuflándoles el “ser” y el “existir”. Lo que vale a intelegirlas tal cual como salieron de las manos de Dios y no como el desquiciamiento mental de una minoría fáctica revolucionaria nos la re-presentan espúriamente en estos fatídicos tiempos, por medio de la modificación de las categorías trascendentales del pensamiento metafísico para forzarnos a vivir una nueva “realidad”, a partir de una concepción inmanente de las esencias y las formas absolutamente ajenas y contrarias a ellas.
O. Spengler señala con respecto a la manipulación de la información; “El lector se entera de lo que DEBE SABER y una voluntad superior informa la imagen de su mundo”. Sentencia, además, una práctica que se ha masificado exponencialmente desde su época a la nuestra: “Puede la prensa condenar a muerte a una verdad; bástele con no comunicarla al mundo”. En definitiva, si hacemos la misma relación que Spengler, esto es, observar la concordancia entre la “libertad de prensa moderna” y la “libertad pluripartidista”, ambos subproductos de la democracia liberal, llegamos a la misma conclusión lapidaria e irredargüible: “SE ES LECTOR Y ELECTOR, ESTO ES, DOS VECES ESCLAVO”. De esta manera, al ser “maquilladas-manipuladas” las noticias en su carácter y tergiversadas en su esencia y finalidad, la realidad se va modificando progresiva y sustancialmente sin mayor conocimiento de esta transformación (anulando la posibilidad de una resistencia) y lo más grave; sin el consentimiento por parte de la mayoría de las personas, que desconocen el origen, naturaleza, objetivos y fines de los principios ideológicos que propician esta transformación a la que son empujadas. Los que en definitiva, permanecen ocultos e imperceptibles en su conexión con la expresión de normalidad o gravedad, según sea el caso, con el que se re-presentan y llegan al público en general, dichas cuestiones ideológicas vitales (Centros de propagación masiva). En consecuencia, conocer y entender la esencia de estos principios y la identidad de quienes los sostienen, divulgan y utilizan de manera prolífica (centros de gestión ideológica y transmisión política), es el fundamento ineludible que nos impone la necesidad de “indagar”, es decir, averiguar y examinar la verdadera información destinada a descubrir o a hacer patente y “visible” aquellos aspectos no conocidos y entendidos como los factores que sí permiten una verdadera aprehensión de la concepción de la realidad tal cual es en sí misma y de los distintos niveles donde interactúan los seres que la pueblan.
Una información relevante y de primerísimo orden que debemos adquirir, pues es la base a partir de la cual entender la dinámica del proceso revolucionario, es el ya señalado conocimiento y entendimiento del origen y naturaleza de las ideas que lo inspiran. Es necesario comenzar por la idea, por la doctrina, la persuasión intelectual previa a la acción y fuente de la misma. El hombre es movido por ideas, en consecuencia, manifiesta sus creencias al actuar. Y sería muy difícil conocer su interior y las ideas que lo mueven, si no estudiáramos al mismo tiempo su conducta y la conducta política de la agrupación a la que adhiere como principio justificador de la suya. Ya que como afirma O. Spengler; “todo hombre, quiéralo o no, es miembro de ese acontecer militante, ya como sujeto, ya como objeto; no cabe una tercera posición”. Por otro lado, en el ámbito de la exteriorización de los postulados ideológicos que justifican la necesidad de un determinado nuevo orden político, se desarrolla un conocimiento específico que expone una argumentación elaborada a partir de un conjunto de pruebas y datos por los cuales el “sujeto militante” considera que su saber político es “válido” y “necesario” para la transformación” de la sociedad hacia un “nuevo orden”. Se debe llegar entonces analíticamente, a la serie de creencias ideológicas que sustenta ésta y otras conclusiones, como la permanente “critica” que pretende hacer creer a las personas en general, que el orden social presente es “defectuoso e injusto. Pues es desde allí...desde la crítica que expone y visibiliza la necesidad de “cambios estructurales”, que la izquierda crea y sustenta la necesidad de su propia existencia. En este nivel del análisis, la importancia de la especulación intelectual, estriba en advertir, que el objeto del entendimiento es “comprender” y ante una comprensión completa...la crítica se desvanece.
En consecuencia, el verdadero y único análisis objetivo e imparcial de la política, comienza por reconocer la circunstancia fundamental, de que si se modifica la forma de “conocer” en primer término; la naturaleza humana, se modifica la forma de entender, de ser y de obrar del sujeto cognoscente. Y que además, si se modifica la naturaleza humana, se modifica todo lo que hemos señalado como prolongación substancial de su ser, la familia, la sociedad y el Estado. Parafraseando a C. Joudain, podemos asegurar, “que el espíritu humano es como el “original” que cada sistema de pensamiento trata de reproducir, necesario es pues conocerlo para comprender bien, y sobre todo, para juzgar tantas doctrinas en las cuales se ha depositado el conocimiento de sí mismo. Sin este conocimiento, la naturaleza de una época queda reducida a un catálogo estéril” de fechas de calendario, de donde nada productivo podrá jamás salir.” Pues en general, el espíritu de una época depende de las doctrinas que en ella han prevalecido, y las vicisitudes que se observan en las leyes y en las costumbres de las naciones tienen por causa primera el trabajo interior que ha tenido lugar en las ideas.”
Finalmente, todo acercamiento a la comprensión de los fenómenos político-ideológicos, supone reconocer que las personas lo hacen desde tres enfoques de razonamiento argumentativo. Que es por lo demás, la única manera que tiene el intelecto humano de alcanzar la verdad, dado que el conocimiento humano no es intuitivo como los espíritus puros, sino indirecto y la verdad debe ser alcanzada, como ya señalamos, por la demostración en base a pruebas y evidencias desarrolladas en un argumento, que valga la redundancia...pruebe y demuestre como requisito primario para formar el juicio y convencimiento sobre la naturaleza, carácter y razón de ser de una cosa. Es así, que esta comprensión señalada, la manifestamos solo y unicamente desde el punto de vista del análisis a partir de lo que hemos establecido como tres modalidades o estadios de la lógica. No quiere decir esto que existen tres lógicas como manifestación formal de la verdad. Pues solo existe una. Unicamente queremos sentar como parte del método analítico, la circunstancia de que existen tres estadios de comprensión del proceso revolucionario y cada uno de ellos desarrolla su propia lógica para llegar establecer la veracidad del conocimiento específico que tiene o ha alcanzado de dicho proceso. Que esta comprensión guarde una relación coherente con el pensamiento formal y la lógica del proceso revolucionario, constituye el “quid” de la cuestión analítica que pretendemos dejar sentada como precedente metodológico.

1.- LÓGICA INTERNA DEL PROCESO REVOLUCIONARIO: Es la que establece en primer lugar, la relación correcta, directa y obvia; entre la naturaleza misma de la revolución y su especificación práctica como teoría y doctrina política, tendiente a transformar la realidad en todas sus manifestaciones de acuerdo al fin ideológico que es propio de la cosmovisión y teoría del conocimiento de quienes han dado forma y contenido con ellos, a un determinado proceso revolucionario para alcanzarlo. En este caso puntual, el neo-marxismo o nuevo socialismo. En segundo lugar, es en el mismísimo proceso de renovación del comunismo donde es más patente el desenvolvimiento de “su lógica interna”. En efecto, lo que media entre las principales características del antiguo modelo revolucionario y las peculiaridades de este nuevo modelo que se liberó formalmente al mundo con...no la “caída”...sino el “abandono” de los socialismos reales; es precisamente esa lógica implacable apañada por el procedimiento de la “crítica interna” y el principio teórico comunista, de la “correcta lectura de las condiciones objetivas para la revolución”. De manera que es absolutamente metódico porque es de manual; la evolución lógica del proceso revolucionario por medio de la profundización de sus categorías ideológicas. Es decir, que exista y sea posible el abandono de ciertas teorías y experiencias revolucionarias que demostraron ser un obstáculo para la construcción del socialismo. Que a fin de cuentas burocratizaron y anquilosaron la revolución; como así mismo, que existan y sea posible el asumir nuevas teorías y prácticas revolucionarias surgidas a la luz de la natural subjetividad para el pensar y el hacer, de una doctrina que asume la permanente evolución como principio justificador y ordenador de la realidad. Lenin, uno de los principales teóricos de la revolución lo afirma taxativamente: “el factor decisivo para aceptar o rechazar una idea, está dado por la utilidad de la misma en los planes del partido”. En conclusión, quien no asume el conocimiento y entendimiento del neo marxismo, de su nueva conceptualización teórica y de praxis revolucionaria, a partir de su “lógica interna”, no solo no va a entender nada; sino que además se situará en una posición que estará anclada al pasado y a una falsa, incompleta e incorrecta interpretación del proceso revolucionario moderno.



2.- LÓGICA EXTERNA DEL PROCESO REVOLUCIONARIO: Dice relación con la comprensión siempre subjetiva de la política y que tiene su origen en una asimilación falsa de la misma. Que descansa sobre un conocimiento y entendimiento que no guarda relación con la concepción propia de aquellos que siendo sus autores y teóricos; en el caso de la revolución, son los que originalmente han establecido su naturaleza, carácter, medios y fin. De allí, de esa posición que aplica una lógica externa propia de un criterio subjetivo y distinta de la del proceso revolucionario, surgen crasos errores como los siguientes:
1.- Tomar como cierta y segura la “información oficial”.
2.- Reproducir categorías ideológicas prefabricadas que no se entienden en su verdadero carácter, fin y alcance ideológico, ni en los distintos planos que operan.
3.- Estructurar el análisis del proceso revolucionario a partir de la formalidad tanto de la política como del proceso en sí mismo sin llegar a su esencia.
4.- Repetir “conceptos” para explicar la realidad, cuyo significado está dado por el poder hegemónico de la revolución, es decir por su ideología, y no por el significado propio de uso habitual de las palabras. Por ejemplo, en los textos de la renovación socialista de acuerdo a la resignificación del lenguaje a partir de Gramsci, se llama a hacer “socialismo sinónimo de democracia”. Por lo tanto, cuando la ex presidenta Bachelet en su momento señaló que “debemos profundizar nuestra democracia”, debemos entender que a lo que se refiere es a “profundizar el nuevo socialismo”. Pues todas las reformas en educación, justicia, administración estatal, etc. han sido orientadas efectivamente en ese sentido.
Sin ir a las fuentes del pensamiento de quienes crearon, propagan y ejecutan la revolución, no es posible entender su dinámica ni desarrollo. Ni es posible llegar a la esencia ideológica que es la fuente de la racionalidad de sus acciones revolucionarias. Por lo tanto, desde una lógica externa que se desarrolla sobre un conocimiento parcial, no es posible emitir un juicio plenamente informado, sino solo una opinión; que es una simple estimación general sobre algo que “se cree que es”.
3.- LÓGICA FORMAL: El origen del juicio que dirime lo falso de lo verdadero para la especulación filosófica marxista, no está asentado en la verdad tradicional aristotélico- tomista que afirma que: “las cosas existen fuera de nosotros y su conocimiento depende de dos factores; de la existencia del sujeto conocido (estímulo) y de la existencia de un conocedor (sujeto cognocente)”. Como la misma experiencia sin mayor problema confirma. Para el marxismo no existe una realidad externa distinta del ser humano. Todas las concepciones sociales, económicas, políticas, morales y culturales que elabora su dialéctica, obedecen a una matriz claramente inmanente, en la cual nada es fijo sino que todo está sujeto a un cambio propio de las supuestas “contradicciones internas” que porta en sí todo organismo. Puesto que la materia es la fuente de todo y está en permanente evolución, el hombre está sujeto a un determinismo materialista que lo encierra en un único ciclo de vida...el de su cuerpo. De esta forma el hombre nace, crece y muere. No hay otro mundo ni nada espiritual o superior al hombre que determine su naturaleza como un principio distinto y externo al hombre mismo. De esta manera, el hombre es un “ser cerrado” que no puede alcanzar el conocimiento de una realidad anterior y superior a él. Así, es completamente incongruente por ejemplo, que un marxista hable de “libertad”, “espíritu”, “justicia”, “bien”, “verdad”, etc. cuando de acuerdo precisamente a la “lógica formal”; no puede existir libertad en un sistema de pensamiento “determinista” o un “espíritu” allí donde la materia, que es lo opuesto al espíritu, es considerada la causa de todas las cosas. Por su parte, la lógica formal establece las formas del raciocinio humano, se preocupa de que los argumentos por medio de los cuales se establece o demuestra la naturaleza de las cosas, estén en consonancia con las leyes de la lógica. La verdad es de por sí absoluta y objetiva y se manifiesta de tres maneras, lógica o formal (naturaleza del raciocinio), ontológica (naturaleza de los seres y las cosas) y moral o lingüística, pues descansa en las palabras que afirman la verdad. Se debe establecer entonces, la veracidad de la argumentación neo marxista, de acuerdo a las manifestaciones de la verdad y en relación a la naturaleza del hombre, el Estado, la sociedad y el gobierno que se da a sí mismo un Estado Nación. Solo desde esta posición entonces, es posible hacer un análisis integral. Plantear una argumentación válida para un juicio objetivo que pruebe y demuestre la falsedad de la dialéctica marxista y reconozca que su lógica interna nada tiene de sustento en la lógica formal del pensamiento verdadero, sino en la lógica propia de un materialismo determinista que reduce al hombre a materia pura. El aborto tiene por ejemplo aquí su justificación plena. Pues para el neo marxismo; el hombre no nace, pues “no es creado”, sino que “se hace”. Es un “constructo social”. De esta forma los vericuetos de la re enfocada dialéctica neo marxista, eliminan a Dios no en sí mismo y por si mismo, en la negación de su existencia y en la prohibición de su creencia; sino que ahora lo hacen a partir de la negación de la obra de Dios tal cual como salió de sus manos.







MARCO METODOLÓGICO ARGUMENTATIVO

Sobre la política se ha ido acumulando una pátina falsa, que a la par de ocultar su verdadero rostro, deja traslucir una paradoja con visos de tragedia, dados los aciagos tiempos que vivimos. Esto, porque nunca antes en la historia del mundo, la política había alcanzado los grandes niveles de influencia a escala planetaria como en este siglo que recién comienza. Pero esta aseveración no es inferencia del alcance e instantaneidad de las comunicaciones modernas, que han transformado al planeta en la manoseada consigna descriptiva cliché “una aldea global”. A lo que apunta como natural deducción, es a la constatación ineludible de que nunca antes se habían podido registrar hechos históricos de índole ideológica de una gravedad tan trascendente en contenido y extensión. Se advierte hoy en día, en efecto; el diseño, la planificación y la puesta en marcha, de incuestionables arquetipos ideológicos destinados a influir al mismo tiempo y transversalmente, en continentes, naciones, Estados, universidades, escuelas, familias, organizaciones nacionales e internacionales, sociedades, comunidades y culturas; en un fluir constante de ideas y acciones homogéneas, que van desde lo “local” a lo nacional, de lo nacional a lo internacional y viceversa. Todo ello registrado en un proceso revolucionario neo marxista de nuevo cuño, más radical y más subversivo. Depurado ideológica y doctrinariamente, con nuevos contenidos y con nuevas tácticas y estrategias en su accionar, lo que ha determinado que su radio de influencia en el presente sea inconmensurable y muy complejo de diagnosticar y decodificar.

Peor aún, el ejercicio de la política hoy en día demuestra de manera irrefutable, que está desnaturalizada, deshumanizada y desnacionalizada, y por lo tanto, desprovista de principios y hechos que sean capaces de producir aquellos lazos de efectiva y natural correspondencia, identidad e integración; con el ser que la genera y la sustenta y la agrupación que lo acoge e identifica: el hombre y su sociedad nacional. Y he aquí la gran contradicción. Por un lado, precisamente ahora en que la naturaleza y finalidad de los conflictos ideológicos nunca habían sido tan agudos y la curva de su influencia tan dilatada, por el otro; en contraste, la esencia de sus postulados nunca fue tan groseramente desconocida, infravalorada y peligrosamente relativizada.
Es así que en estos tiempos de multiplicidad de conflictos políticos y manifiesta convergencia ideológica de los mismos dentro un mismo y persistente proceso revolucionario que ha explayado las fronteras de su dialéctica, es extremadamente difícil y complejo su análisis por una serie de factores que en un resumen muy esquemático podemos constreñir en cuatro puntos.
1.- La naturaleza y compleja composición ideológica de dichos conflictos y su nueva formalidad. Constituye este aspecto que llamamos composición ideológica, un área ignota en la mayoría de los análisis, pues es tratada de manera muy superficial. En efecto, solo para aclarar este punto, que no podemos desarrollar aquí en profundidad, diremos que escapa a la observación de ciertos conflictos ideológicos puntuales y en el desarrollo de distintos aspectos del proceso revolucionario neo marxista, la confluencia que se produce en estos, de ciertos lineamientos teóricos y de praxis, que no solo no se condicen con la vieja y original escuela de la rigurosa doctrina comunista, sino que además, son parte de los postulados doctrinarios de sus enemigos “formales“ en lo ideológico como lo son, la social democracia, el anarquismo y el socialismo utópico entre otros. Carlos Altamirano ex secretario general del Partido socialista chileno e ideólogo de una de las experiencias revolucionarias históricas más importantes del comunismo del viejo modelo unipartidista soviético estatal; la Unidad Popular del gobierno de Allende, expresa en 1989 que después de todo, en aquellos que calificábamos peyorativamente como reformistas (social demócratas), existía -potencialmente- una fuerza de cambio. Aceptando de esta manera como legítima para el nuevo modelo revolucionario, la praxis de las reformas paulatinas desde dentro del sistema político democrático capitalista-burgués y por lo tanto, como vía legítima de construcción del socialismo. Quedando superada entonces, la aguda dicotomía “reformismo (socialdemocracia) o revolución (comunismo)” por la reformulación del concepto “cambio revolucionario”.
Otra fuente a venido a constituir, los dirigentes y teóricos expulsados y excomulgados por el partido, siendo sus teorías anatematizadas como “desviacionistas“ en relación a la linea oficial y hoy plenamente rehabilitados en lo personal y doctrinario. Mención aparte e imposible de desarrollar acá, es el acto de asumir, no creíble para algunos, de plena racionalidad diremos nosotros, aquellos aspectos más importantes de la Civilización Cristiana Occidental; en lo económico, en la organización social, en el asumir la acción en y a partir de la conciencia individual, en el evitar actuar sobre los accidentes substanciales (familia, sociedad) e ir directo a las esencias (naturaleza humana), por ejemplo y en otros de mayor complejidad como el sentido de universalidad e integración a un orden superior elaborado en torno a una gnoseología del conocimiento humano, como primerísimo estadio del proceso de “desalineación” necesaria que siempre ha propugnado el comunismo, como mecanismo de ruptura con el “viejo orden”, pero ahora elaborada bajo una nueva matriz. Al respecto, Konrad Low en su obra “La Fascinación del Comunismo”, estudia este tema dentro del contexto de la evolución histórica del cristianismo mediante el dogma y las escrituras y hace un paralelo entre cristianismo versus marxismo, en el sentido de la suplantación que hace éste último respecto del primero, de su mensaje de “reforma” del hombre y la sociedad. Claro que con las propias palabras de Low, nosotros también afirmamos que se podría negar en igual forma la igualdad de los esqueletos del mono y del hombre, como la igualdad de estructura del marxismo y la cosmovisión cristiana”. Es así que tal vez la lectura más superada de este paralelismo impío y el afán de suplantación de la doctrina cristiana por parte del marxismo; su principal y único enemigo mortal, es ese mesianismo determinista sobre el inevitable advenimiento del socialismo, acompañado de ese materialismo de manual de colegio, que Gramsci se encargó de sepultar y que en su reemplazo logró dar a la inmanencia materialista una real dimensión de estrategia práctica revolucionaria enormemente efectiva, a partir de la resignificación del lenguaje y la anulación de su sentido metafísico trascendental cristiano.
A toda esta externalidad de nuevos agentes que reformulan y amplían enormemente la teoría y praxis revolucionaria, dotándola de una eficacia y profundidad insospechadas, se debe agregar su mismo proceso crítico de reformulación de sus categorías ideológicas esenciales y fundacionales. La escuela de Frankfurt, el freudismo marxista, A. Gramsci, G. Luckacs, P. Togliatti, J. Mariátegui, son en una primera etapa, algunas de las instituciones e intelectuales marxistas que sepultan el antiguo modelo revolucionario marxista-leninista a partir de 1989 y permiten el surgimiento del llamado Euro comunismo (neo socialismo) que arribó a nuestras costas en el equipaje de los exiliados del 73 que fueron a aprender en las mismas fuentes de la renovación marxista, las nuevas y mortíferas pestilencias que sutilmente actualizaron las viejas aspiraciones comunistas de crear a un nuevo hombre y una nueva sociedad hechos a su medida.
2.- La carencia de estudios analíticos integrales. Lo que vendría a traducirse como ausencia de análisis rigurosamente profesionales y que en la mayoría de los casos o toma como premisas referentes analíticos ideológicos equivocados, extemporáneos o simplemente focalizan el análisis desde una arista contingente o coyuntural que redunda en una parcialidad analítica o una sobre valoración de esta misma arista, perdiéndose así la visión integral del proceso revolucionario, tanto desde su origen, su nueva y adaptada formalidad conflictiva y el desarrollo y proyección de la misma en el tiempo, en pos de un fin ideológico predeterminado. De esta forma, dicho análisis entrampado en la contingencia, no pasa de ser una especulación intelectual de escritorio disociada por lo tanto de todo realismo político. Ningún análisis que se quede solo en la interpretación de la formalidad de los actos revolucionarios de la contingencia, podrá traspasar los distintos niveles de la realidad donde interactúan y mucho menos podrá -lo reiteramos por su importancia- proyectar en el tiempo esa formalidad de la acción revolucionaria en vistas a tomar las medidas para anular la proyección del proceso ideológico y evitar su consolidación. Y aquí surge una nueva complejidad en el análisis. Ninguna de las acciones revolucionarias son determinadas en su naturaleza y trascendencia; específicamente las de vanguardia, por una sola interpretación de la misma. Es decir, determinadas acciones revolucionarias pueden ser conceptualizadas en distintos esquemas analíticos, porque su campo de influencia traspasa el mero acto de formalidad revolucionaria con el cual surgió en un determinado proceso ideológico o en una etapa decisiva del mismo. Tomemos como ejemplo la original revolución molecular disipada. La decodificación de la guerra molecular disipada puede ser realizada desde variados puntos de vista, como su naturaleza, función y objetivos. Es así que solo desde la particularidad de su naturaleza, podemos afirmar como ya lo señalamos, que esta nueva modalidad de violencia revolucionaria, no es más que la reformulación de la “vía armada al poder” surgida en un escenario teórico post Escuela de Frankfurt e implementada en el contexto socio político del capitalismo tardío o moderno según esta misma escuela. Además, en segundo lugar esta “nueva formalidad” de la vía armada al poder, también es una nueva caracterización de la guerra subversiva que se da a su vez, dentro de la reconfiguración gramsciana de la lucha de clases. Esto es, “sociedad civil” (proletariado) versus “sociedad política” (burguesía).
La multiformalidad conflictual ideológica como expresión de una nueva teoría-praxis revolucionaria, exige no solo la permanente necesidad metodológica de desagregar parte por parte los variados componentes de un determinado conflicto ideológico para su estudio, sino que además al mismo tiempo, remontarse a la matriz originaria en sí misma, esto es; en su esencia y carácter irreductible de cosmovisión ideológica DOCTRINARIA que explica al hombre, al Estado y a la sociedad para así poder discernir, cuales de sus atributos esenciales -siendo naturaleza (materialismo) y forma (comunismo) los principales- permanecen inalterables o renovados y la razón de su evolución cuando esta es efectiva, en su intento persistente de imponerlos a como de lugar a toda la sociedad. Carlos Altamirano, ex secretario del partido Socialista chileno y pionero en Hispanoamérica de la renovación socialista, lo expresa de la siguiente manera: No es que haya cambiado una verdad por otra, sino que cambié la forma de aproximarme a NUESTRA VERDAD“. Por lo tanto, un análisis desde la perspectiva neo marxista sobre cualquier conflicto moderno, sea cual sea el carácter del mismo, debe saber explicar esa “aproximación“ de nuevo modelo revolucionario a la vieja verdad marxista y no quedarse en la coyuntura de la contingencia política en su “formalidad“. Con esto queremos dejar recalcada la idea de PROCESO IDEOLÓGICO Y REVOLUCIONARIO sujeto a una revisión y corrección interna PERMANENTE, como marco referencial ideológico analítico de todo conflicto político. Y el concepto marco referencial” en rigurosa acepción idiomática, no es más que aquello por medio de lo cual se describe objetivamente algo...ateniéndose a la realidad”. Y esta realidad en su dimensión política se debe tomar y estudiar a partir del desarrollo de la vida del hombre en un espacio, tiempo y cultura determinada. Tengamos presente aquí la máxima de Lenin: EL CARÁCTER DE LA ÉPOCA, DETERMINA EL CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN“.
3.- Modificación o anulación de las categorías trascendentales del pensamiento metafísico. Tal vez el factor de mayor dificultad, lo constituye la ausencia en el común de las personas receptoras de estos análisis, de las categorías del pensamiento necesarias para interpretar y decodificar todas aquellas ideas y argumentos gneseogicos que es imprescindible al menos conocer en forma superficial, para concebir los conflictos políticos modernos en sus justas dimensiones de origen, esencia, forma, símbolos y finalidad ideológica. Circunstancia ésta de suyo compleja, pues implica nada menos que la capacidad de inteligir (concebir, conocer y entender) el mundo y los seres que pueblan e interactúan en los distintos planos que conforman la realidad, a partir de absolutos trascendentales metafísicos que ya no se enseñan. Añádase aquí como agravante, lo que el genial R.P. O. Lira denomina como mentalidad borreguil: aprender para repetir, en vez de aprender para COMPRENDER”. Y que no es otra cosa que la porfiada negativa moderna del hombre, a pensar con propiedad para obtener un conocimiento cierto, seguro y necesario, sobre aquellos problemas más urgentes de la vida humana y su positiva resolución para vivir una vida realmente plena por medio del uso consciente y responsable de todas sus potencias y facultades. Y tal vez lo más importante, la relación metafísica que subsiste entre toda cosmovisión ideológica y su correspondiente intento por informar el sentido de la vida personal y social. Pues otra cosa no es y no significa más, que INFORMAR EL PROCESO DE LA VIDA HUMANA, el concepto gobernar. El que desgraciadamente se confunde con la formalidad de la política, esto es, copar “democráticamente” por un periodo determinado de años los cargos administrativos estatales en la concepción de organización político jurídico administrativa superior que se le atribuye al Estado en sí mismo. El fracaso de los socialismos reales” tal vez sea el ejemplo más claro de estos equívocos sobre la definición correcta de los términos POLÍTICA y GOBIERNO, en sus áreas de influencia y alcances; y en el complemento y enfoque de ambos conceptos para la resolución de los fines mediato y remoto de la vida del hombre en sociedad, por medio del bien común, poniendo para ello en funcionamiento los procesos, métodos y medidas necesarias para lograr alcanzar su armoniosa ejecución. En otras palabras, se equivocan enormemente quienes creen que el fracaso del comunismo fue su imposibilidad de llevar a la práctica de manera efectiva por medio del control estatal total, sus postulados socioeconómicos para la construcción de una sociedad más justa. Pues nada tiene que ver la economía con la construcción del socialismo como lo aclaró en su momento Gramsci. Debemos reiterar aquí, que estos equívocos”, fueron resueltos positiva y exitosamente por la izquierda, dando vida a un nuevo y refinado “corpus” ideológico y sus correspondientes teorías, praxis, concepciones táctico-estratégicas, sus nuevos agentes de subversión, su nueva utopía y nuevos paradigmas/arquetipos enmarcados en un nuevo modelo revolucionario conocido como: euro comunismo, neo marxismo o neo socialismo. No podemos decir lo mismo de sus oponentes o de quienes creen ser oposición consciente y verdadera al nuevo proceso revolucionario moderno. Los cuales las más de las veces, tienen no solo una idea equivocada sobre el comunismo (no lo conocen ni en sus nuevas formas ni en sus verdaderas fuentes ni en sus reales alcances) sino que además, no están al tanto de todo el proceso y mecanismo de autocrítica interna de renovación ideológica marxista, de los factores históricos-doctrinarios y la superación -o el perfeccionamiento según sea el caso- de sus teóricos o estrategas que incidieron ostensiblemente en dicha renovación. Necesario es entonces que junto al marco referencial ideológico mencionado anteriormente, se desarrolle un imprescindible marco metodológico analítico-argumentativo que nos permita calzar cada pieza histórica de la experiencia marxista, en el lugar que le cupo en el proceso de renovación junto a otros factores también determinantes. Como así mismo, decodificar las nuevas experiencias y su importancia en la conformación de la nueva y avasalladora hegemonía ideológica del neo marxismo.

4.- La verdadera naturaleza y fin del comunismo que persisten inalterables en el nuevo modelo revolucionario. Un último inconveniente no menor que vendría a cerrar el breve esquema del marco metodológico analítico-argumentativo esbozado en el punto anterior y que continuamos en este, lo constituye el cúmulo de errores que nacen de la ignorancia intelectiva del cuerpo doctrinario de ideas (ideología neo marxista), la lógica bajo la cual operan y la gravedad que se desprende de ellas en cuanto están destinadas a su vez, tanto ayer como hoy; a informar de manera específica el proceso revolucionario encaminado a trasformar de forma radical, la matriz político-cultural de una determinada sociedad. Proceso que necesariamente pasa por el cedazo de la teoría revolucionaria para que luego, mediante una táctica y estrategia consecuentes, se externalicen en la praxis revolucionaria puesta en acción por los agentes subversivos del cambio epocal“ (Lenin). De esta forma, no es posible bajo un punto de vista parcial, develar la correcta relación causa-efecto de ciertos fenómenos ideológicos, sino se puede ascender, porque se desconocen; desde esos “nuevos agentes subversivos del cambio” (homosexuales, lesbianas, indígenas, animalistas, ecologistas, et.), hacia sus nuevas fuentes ideológicas que explican su nueva formalidad revolucionaria. O para ser más precisos, relacionar siempre doctrina, teoría y praxis revolucionaria como las únicas fuentes correlativas verdaderas de los fenómenos políticos contingentes y de esta manera, catalogar como peligrosa irresponsabilidad aquella liviandad con que se les trata, pues se infiere de esta misma irresponsabilidad, una lectura que relega la causalidad de la fenomenología política a la ausencia de una intencionalidad intelectual preconcebida. Como si los hechos concernientes a los procesos revolucionarios fueran producidos por “generación espontanea” u obedecieran a la naturaleza “de una época”. Esto es, como si la “época” que nos tocó vivir, fuera un ente susceptible de racionalidad y por tanto de intencionalidad volitiva que busca generar cambios por si misma a partir de si misma. Esta irresponsabilidad que no es más que una ignorancia desidiosa por parte de quienes tienen el deber de velar por la integridad y los destinos de la Nación, es fuente de tremendos peligros para su subsistencia. Genera además, la inevitable inseguridad, desorientación y dilación que dificultan en sumo grado la necesaria resistencia en regla al último y violento ciclo del proceso revolucionario que nos afecta desde el 18 de octubre.

Por otro lado, la complejidad de los fenómenos políticos revolucionarios en lo que tienen de profundos agentes de subversión y transformación social y el consecuente nuevo orden que persiguen generar, debe ser asumida en rigor, de acuerdo a una jerarquía ontológica y axiológica por los alcances metafísicos y teológicos que de suyo tiene todo proceso revolucionario y en particular el moderno. Lo que significa que la prioridad analítica al conflicto ideológico del presente, obedece o está subordinada necesariamente a la naturaleza de aquellas ideas que forman parte del poder hegemónico (Gramsci) que sustenta la contingencia, la proyecta en el tiempo y es al mismo tiempo la inequívoca fuente del poder político formal (izquierda parlamentaria) e informal dominante como fuente de la subversión (izquierda extraparlamentaria. La calle: guerrilla subversiva) y el fin ideológico que sustenta este conato revolucionario de “refundar a Chile” (la revolución desde arriba). Es así que conflictos como los creados por ejemplo, por el movimiento indigenista, el aborto, las políticas de género y las sexualidades “modernas“, como parte integrante de la renovada ideología neo marxista deben calzar necesariamente con plena lógica revolucionaria y coherencia ideológica dentro de una nueva formalidad del mismo proceso político revolucionario que ha sido sostenido en el tiempo, desde la macabra, atea, genocida y anticristiana revolución francesa cuyas “ideas” siempre tendieron hacia el mismo fin que ha hecho suyo el comunismo; -entendiendo que el comunismo se declara hijo ilustre y continuador de la revolución francesa-, fin que no es otro que la anulación de todo lo espiritual trascendente cristiano en el hombre y su reemplazo por lo existencial inmanente y anticristiano.
Ahora ¿donde reside la originalidad del planteamiento de este análisis? No precisamente en el acto de levantar el dedo para señalar un conflicto y motejarlo nominalmente como “neo marxismo“. Aunque abundan los que no son tomados como tal con todo el peligro que ello implica. La originalidad está dada por una cuestión de simple metodología analítica y que más o menos se infiere de todo lo señalado hasta aquí. Y para ser sinceros, esta metodología analítica no solo es el imperativo profesional de quien elabora determinadas tesis politológicas a desarrollar, sino que además, nace forzada por la realidad misma del presente revolucionario como sustrato analítico. Esto significa que en primer lugar, se debe explicar y demostrar que el fenómeno de la revolución neo marxista en su totalidad no es más que la reformulación y profundización de sus premisas ideológicas fundacionales y no la superación de las mismas por el “abandono“ de ellas en pos de un pseudo proceso de avenimiento democrático que suavizó sus categorías ideológicas más radicales como la vía armada al poder, la extinción de la religión y la supresión de la propiedad privada. O a la absurda afirmación de que el comunismo “reconoció” sus errores o peor aún, asegurar como lo hace la mayoría, sean legos o profesionales de la política: que el comunismo es la ideología de los fracasos. Quien conoce un poco la doctrina comunista, sabrá que para un comunista de verdad, el “error” nunca reside en la teoría revolucionaria. Pues ésta tiene un fundamento inamovible e inmodificable...el socialismo científico. El “error” siempre estará en la “praxis revolucionaria“. Es decir, en la incorrecta interpretación de la premisa ideológica como fuente de la acción.







En otro sentido complementario, se debe recordar lo afirmado por Lenin: “el proceso revolucionario está constituido no por uno sino por muchos intentos de construcción del socialismo“. Es bajo éste lineamiento doctrinario que se entienden entonces las palabras pronunciadas por la extinta secretaria del Partido Comunista chileno Gladys Marín, en el año 2013, fecha del 30 aniversario del 11 de septiembre de 1973. Palabras que fueron dichas ante el pleno de la “renovada“ izquierda hispanoamericana (incluida toda la guerrilla Hispano Americana) reunida en el edificio Diego Portales de Santiago de Chile: “fuimos derrotados más no aplastados en nuestro intento de construcción del socialismo y lo volveremos a intentar las veces que sea necesario”. Esta es la orientación ideológica táctico-estratégica revolucionaria rigurosamente leninista, que explica en parte, este “nuevo asalto” que sufre nuestra patria por construir en ella una sociedad socialista. Que este asalto sea en propiedad el definitivo, es lo que pretendemos demostrar y lo que inspira al mismo tiempo la tesis central de este escueto análisis. Sin embargo, lo definitivo de este proceso revolucionario, no viene dado ni por la violencia ni por la formalidad de la nueva guerra subversiva (revolución molecular disipada) a pesar de su manifiesta gravedad. Ambos no son más que meros accidentes tácticos, que siempre han sido el apoyo necesario para el proceso revolucionario de su vanguardia doctrinaria. Tampoco lo definitivo viene dado por el cambio en la formalidad de un “gobierno liberal por uno socialista”. También mero accidente formal en la estructura político jurídica administrativa superior que es en sí mismo el Estado. Lo definitivo de este proceso revolucionario, viene dado por la anulación y destrucción del hombre mismo en cuanto tal. Con todas sus potencias y facultades. Es decir, en cuanto a organismo dotado de una unidad consubstancial de alma y cuerpo, poseedor de un origen y un fin divinos que lo hacen trascender toda realidad terrena y su reemplazo por una “estructura funcional de órganos que se complementan con otros órganos”, sin determinación metafísica alguna externa distinta y superior. Sin determinismo ontológico alguno. Peor aún...sin siquiera la idea de “organismo humano” como referencia concreta sobre la cual sentar algún grado de distinción y supremacía jerárquica con respecto al mundo circundante. Esta circunstancia da cuenta de la profundización dialéctica ya mencionada y que ha dado paso a la sacrílega superación de la negación de DIOS. Ahora lo que se afirma en esta nueva escuela de pensamiento revolucionario, es la MUERTE DEL HOMBRE (M. Foucault Escuela de Frankfurt) Finalmente, debemos consignar que lo complejo del análisis politológico moderno en general y del proceso revolucionario que vive nuestro país en particular, es precisamente hacer “visible” los “accidentes revolucionarios” de este nuevo proceso revolucionario y su perfecta unión racional con las inmodificables pero actualizadas concepciones metafísicas que le dieron origen. O la negación de las mismas para ser más exactos y que llevan a una anulación total del hombre en esencia y forma. Y si cambia la esencia misma del hombre...cambian en consecuencia, todos los accidentes substanciales que nacen de su mismísima y singular naturaleza, esto es; se modifican la familia, la comunidad de vida y de trabajo, la sociedad, el Estado y el gobierno que se da a sí misma la sociedad en su estructura jurídica superior de orden y bien común que es el Estado.
En síntesis, podemos afirmar que las concepciones más avanzadas de los procesos revolucionarios marxistas a lo largo de la historia, no han fracasado, porque hasta aquí no han sido más que etapas. Cada una de ellas ha sido un mero punto de reposo sobre una marcha ascensional, que retoma desde ese nuevo punto de referencia, llamado a ser la base de una nueva idea teórico-estratégica; la dinámica ideológica destinada a su vez a enriquecer y a ampliar, lo reiteramos nuevamente; el mismo y único proceso revolucionario. Cuando se conoce la verdadera matriz ideológica del comunismo, su naturaleza y su fin, se puede afirmar con pleno conocimiento lo que acabamos de decir. Y sírvase entender lo recién expresado, como lo que es: inferencia lógica de una premisa de metodología analítica que perfilaremos en lo medular para cerrar nuestro marco teórico y que distingue este cuarto punto del tercero. En el anterior remarcamos la idea de proceso integral el cual necesariamente debe reflejarse en el análisis y acá insistiremos en la idea de la metodología necesaria tanto para el análisis en cuanto tal de dicho proceso, como también para la exposición argumentativa mediante la cual se debe dar a conocer.
En segundo lugar, se debe explicar y demostrar que el nexo entre el comunismo clásico y el neo socialismo. descansa sobre los siguientes elementos:
1.- Entre comunismo clásico y neo socialismo., subsiste el mismo macro fin ideológico o fin último.
2.- Entre comunismo clásico y neo socialismo., permanecen inalterados los cuatro objetivos tendientes a lograr alcanzar el fin último.
3.- La única diferencia real consiste en una “divergencia“ táctico-estratégica de la formalidad“ en la implementación de los cuatro objetivos señalados, que está dada como ya señalamos, por una profundización de sus categorías ideológicas y que son: A) el fin de toda religión e idea de Dios y específicamente la extinción de la religión católica. B) La extinción de todos los Estados-naciones y de todo sentimiento de patriotismo. C) La desaparición y substitución de la familia tradicional como núcleo social básico. Y D) La supresión de toda propiedad privada.
Sírvanos aquí para ilustrar esta cruda realidad que surge de la nefasta ideología neo marxista, la afirmación del P. Virgilio Filipo hecha hace varias décadas atrás y que no a perdido nada de actualidad: “Los revolucionarios no son adversarios de opiniones accidentales, sino enemigos de principios esenciales“. Y estos principios esenciales, OBJETIVOS HISTÓRICOS A DESTRUIR POR EL COMUNISMO, no son otra cosa que los fundamentos de la Civilización Cristiana Occidental. Es por este lado de las ideas metafísicas y teológicas e intenciones y objetivos revolucionarios inmanentes, antinaturales y anticristianos, que se debe entender la consigna: “REFUNDAR A CHILE”, a partir de una nueva formalidad revolucionaria y sus nuevos agentes subversivos. Que la punta de lanza para activar este decisivo ciclo revolucionario neo marxista que está ad portas de cerrar el último proceso revolucionario comunista comenzado hace 30 años en nuestro país, sea el majaderamente reiterado discurso de la “desigualdad social” que genera su pseudo antagonista ideológico, el liberalismo; no debe ser subestimado pues no es ni casual ni superficial, ya que en estricto rigor obedece a la implacable lógica dialéctica de la dinámica revolucionaria con la cual comienzan todos los ciclos “definitivos” de los procesos revolucionarios; esto es... LA LUCHA DE CLASES YA COMO ABIERTA GUERRA DE CLASES.










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