Conozco gente que quiere ser incinerada por el temor de ser catalépticos. Supongo que demasiadas historias de Edgard Allan Poe, o también honda impresión por la historia atribuida al ataúd con las uñas incrustadas de Fray Luis.
Pero esta historia es real, así la cuenta Shaghai Daily.
Un bebé abortado, y declarado muerto por los médicos (sic, en el original), en la provincia de Guangdong, gritó justo antes de ser arrojado al crematorio. Tristemente falleció horas después.
Un trabajador de la funeraria de Nanhai, en la ciudad de Foshan, oyó movimientos y gemidos dentro del féretro, cuando estaba a punto de arrojarlo al horno. Abrió el ataúd y encontró un niñito de siete meses con un algodón en la boca.
Una vez que se lo retiró, el bebé sietemesino respiró con normalidad. Lo llevó al mismo hospital que lo había facturado como desecho médico. No pudieron hacer nada más,…supongo.
Al parecer no es el único caso. El 31 de marzo se hallaron 21 fetos y bebés muertos flotando en un río en la ciudad de Jining. Ocho de ellos tenían el código de la clínica pegado en los pies.
Este es el tipo de barbarie que apoyan los votantes socialistas en España, la profunda motivación que les mueve. A pesar de todo, en China detuvieron a dos miembros del Hospital, y varios miembros de la junta directiva han sido suspendidos. En España, a los «médicos» que trituraban bebés y los manejaban con menos cuidado que «los residuos sanitarios», se les sentó como «expertos» para la redacción de la nueva ley del aborto. Experiencia en su campo no les faltaba, ¿no?
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Gracias por el enlace, como comprenderás poco más que comentar.
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